La polémica decisión de apoyar la Enmienda Platt planea, cual espada de Damocles, sobre los juicios posteriores realizados a la figura de Gonzalo de Quesada. Entendiendo el contexto que le llevó a apoyar dicha resolución, que sería un grillete hiriente para la novel República, y sin el ánimo de emitir ningún juicio sobre su persona, queremos recordar que la existencia misma de dicha República fue posible, en gran medida, por la entrega y capacidad de Gonzalo.

No en balde fue el secretario del Partido Revolucionario Cubano (PRC) y el hombre elegido por el Apóstol de la Patria para traer en su bolsillo hasta Cayo Hueso la orden de alzamiento. Allí fue camuflada dentro de un tabaco y así le llegó a Juan Gualberto Gómez el documento que dio inicio a las hostilidades de la guerra necesaria de 1895.

Gonzalo de Quesada joven

Con apenas 23 años el joven abogado Gonzalo de Quesada fue nombrado por José Martí como Secretario del PRC en 1891. Desde entonces la importancia y el sostén que proporcionó a la causa martiana fueron en constante aumento. De carácter más bien reservado, pero locuaz y firme con el verbo, su formación política creció a la sombra de José Martí desde que se conociesen en el Hardman Hall de Nueva York y el joven Gonzalo fuese elegido para introducir al orador principal de la noche: José Martí. El discurso de quien sería el discípulo más admirado por el Maestro caló en la multitud y Martí vio en él la capacidad de emprender eventos mayores.

Años más tarde cuando ejercía como periodista de La Nación cubriendo la Primera Conferencia Panamericana de Washington coincidió con el joven abogado Gonzalo de Quesada, quien ejercía de secretario del representante de la delegación Argentina, Roque Sáenz Peña, tras este encuentro se produjo un acercamiento que resultaría en un fructífero intercambio de cartas donde Martí ejerce de figura paterna no solo en cuestiones de política, sino que en razones más humanas aconseja a su discípulo para que sea feliz y bueno. Quizás la añoranza del hijo con el cual apenas tiene relación y que es de edad similar al Ismaelillo provocan que Martí le confiese:

«He leído su carta con júbilo de padre».

Dicho sentimiento lo volvió a manifestar el Apóstol cuando el 29 de enero de 1895 en carta a Juan Gualberto Gómez le confiesa que ve en Gonzalo de Quesada a su hijo espiritual y que como tal lo trate Juan Gualaberto. Depositando en el Secretario del Partido toda su confianza y garantizando su máximo respaldo aún cuando no estuviese. Posteriormente quedarían registrados sus deseos con respecto a su obra escrita.

Labor que Quesada y Arostegui y su hijo, Quesada y Miranda, cumplieron a cabalidad. Gracias a esa entrega en el cuidado y memoria de la obra martiana existe hoy la Fragua Martiana que atesora múltiples objetos originales del Apóstol que la familia Quesada y Miranda guardó durante años para salvaguardar el legado martiano.

Un cubano que piensa como estadounidense

Gonzalo de Quesada había nacido en La Habana un 15 de diciembre de 1868 en plena explosión independentista. Debido a la situación política y social de extrema complejidad su familia se traslada a Estados Unidos cuando aún no había cumplido los 10 años. Esto le permitió dominar el idioma y la idiosincrasia del pueblo americano.

Tras la fundación del Partido Revolucionario Cubano y su nombramiento como Secretario, Gonzalo de Quesada continúa siendo el brazo derecho y la extensión del pensamiento martiano desde el Periódico Patria y sobretodo una vez que Martí parte hacia Santo Domingo para reunirse con Máximo Gómez y poner rumbo a Cuba.

Queda junto a Benjamín Guerra como los hombres encargados de la gestión económica de los fondos del partido, con la encomiable labor de mantener líneas de financiación que había quedado en situación de quiebra técnica tras el fracaso del Plan Fernandina. Gonzalo fue nombrado Encargado de Negocios de la República en Armas y gracias a sus conexiones con políticos estadounidenses de la época consiguió que fuese reconocida la causa cubana.

Gonzalo de Quesada
Imagen de una biografía suya.

Tras la guerra llega la polémica sobre su figura. Fue cesado de su cargo por trasladarse a Cuba en compañía de un político norteamericano que se entrevistó con Máximo Gómez para licenciar el Ejército Libertador. Posteriormente fue elegido por Pinar del Río a la Asamblea Constituyente de 1901 donde se redacta la Constitución, en la cual aconsejó aceptar la Enmienda Platt, siendo también la pieza clave en la negociación que permitió a Cuba retener la Isla de Pinos frente a las pretensiones estadounidenses, conocido como el Tratado Hay-Quesada.

Realiza carias labores diplomáticas en representación de Cuba. Tanto en eventos en América como en Europa. Fallecería en Alemania un 9 de enero de 1915, mientras cumplía con la función de intentar crear lazos políticos y económicos que limitasen la exclusividad cubana con respecto a Estados Unidos.

Gonzalo de Quesada en la memoria nacional

Su aporte como albaceas del pensamiento martiano sobresale entre todas las obras que realizó, publicando el primero de los tomos el 19 de mayo de 1900. Cabe destacar que la Biblioteca Nacional fue fundada el 18 de octubre de 1901, por el General Leonardo Wood, Gobernador Militar de Cuba, a instancias suyas. Varios bustos suyos están esparcidos por el país. Escribió varias obras como «Historia de Cuba Libre» (1898) y «Cuba» (1905). También editó las «Obras literarias» de Martí (1900–11)

Este busto fue colocado primeramente en la segunda sección del Paseo de Martí que llegaba desde el Parque Central hasta el antiguo Campo de Marte; dicha sección del paseo fue destruida al edificarse el Capitolio Nacional, y el busto, que se encontraba frente a la calle de Teniente Rey, fue trasladado al parque situado en la manzana de las calles Calzada, Quinta, C y D, en el Vedado, que lleva el nombre de este prócer. Existe otro busto de Gonzalo de Quesada en la Cámara Municipal.