El central Portugalete que después de 1959 se llamó central Liberación era un pequeño central azucarero ubicado en San José de las Lajas, provincia de La Habana, capaz de moler, en sus mejores tiempos, unas 180 000 @ de caña diarias, lo que lo convertía en el No. 125 a nivel nacional por su capacidad de producción. Contaba con una refinería y una destilerías, además de 208 caballerías de tierras propias.

Se fundó en 1862 por el vizcaíno Manuel Calvo Aguirre, quien lo nombró Portugalete en honor a su pueblo natal, y se mantuvo en propiedad de su familia hasta el año 1904 en que fue adquirido por los herederos del Marqués de Comillas.

En 1930 el central Portugalete pasó a la propiedad de R. Benítez y tras su muerte a los herederos de este. Entre 1937 y 1948 Salvador Gómez fue su presidente y administrador general, mientras la tesorería recaía en Vicente Domínguez.

Tras quebrar y pasar al control de los bancos en la década de 1940, el central Portugalete fue adquirido en 1949 por el senador de la República, José Manuel Alemán Casharo, quien había sido ministro de Educación durante el gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín y protagonista de varios de los sucesos más escandalosos de su mandato.

Al morir José Manuel Alemán, sus cuantiosas propiedades, entre ellas el central Portugalete, pasaron a ser propiedad de su esposa Elena Santeiro García, quien se lo vendió a la compañía estadounidense «M. Golodetz y Compañía» que tenía su casa matriz en Nueva York y era controlada por «West Indian Trading Company» y por «Compañía Atlántica de Almacenes y Transporte SA» (ambas establecidas en Cuba y que eran corredores de azúcar).

Central Portugalete de San José de las Lajas – Producción

En 1913 el central Portugalete contaba con una pequeña red de ferrocarril (3 km de vía ancha y 3 km de vía estrecha) 30 fragatas y dos locomotoras, pues a diferencia de los ingenios que se encontraban en zonas aisladas y carentes de comunicación, el Portugalete podía hacer uso de las líneas públicas y privadas existentes.

Sembraba en ese entonces la variedad cristalina que era una de las de mayores rendimientos y como era costumbre en la época en la mayoría de los ingenios cubanos, no empleaba ni fertilizantes ni regadío para su cultivo.

Un basculador hidráulico y una desmenuzadora, seguidos por un juego de tres trapiches y seis defecadoras con capacidad de 24 000 galones constituían su maquinaria, a la que se sumaban dos evaporadores de triple efecto con 11 000 pies de superficie calórica, tres tachos de punto con 515 sacos de capacidad, 15 cristalizadores abiertos con 1 025 sacos de cabida, 16 centrífugas y una batería de calderas con 1 200 caballos, compuesta de seis multitubulares en tres hornos.

En 1955 el central Portugalete comenzó a operar la «Refinería Fontecha» que se había trasladado al ingenio desde su antiguo emplazamiento en Puentes Grandes.

Para la zafra, en la que llegaba a emplear hasta 1 500 trabajadores, el central Portugalete se abastecía de sus propias cañas (28 %) y compraba el resto se las compraba a colonos con tierras propias o arrendadas.

Más del 60 % de la caña era transportada a la industria haciendo uso de los chuchos del ferrocarril público y el resto en carretas y camiones. En esos años el Portugalete sembraba las las variedades POJ – 2878, POJ – 2691, ML 3/18, Mayagüez 275 y Puerto Rico 263.

En la década de 1950 el total de sus activos se estimaban en unos 2.5 millones de pesos y sus costos (según la Comisión Azucarera) eran de 16.30 pesos por cada saco de 375 libras, lo que lo convertía en una industria rentable, tomando en consideración que la media del país se elevaba (en 1951) a 17.87.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, el central Portugalete fue nacionalizado por el nuevo gobierno de la Isla que lo renombró como central Liberación.

En la década del 2000, y en el marco de la llamada «Tarea Álvaro Reynoso» se dispuso la paralización del ya centenario central Portugalete y al poco tiempo fue demolido.