Entre los muchos extranjeros que brindaron sus servicios a la causa de la independencia de Cuba, el colombiano José Rogelio Castillo Zúñiga merece un sitial de honor.
Combatiente de las tres guerras que libraron los cubanos en el siglo XIX contra la metrópoli española, este bravo hijo de la Nueva Granada ganó los grados de general de división del Ejército Libertador, y una vez lograda la independencia, continuó al servicio de la República de Cuba hasta el día de su muerte.
Rogelio Castillo al servicio de Cuba
José Rogelio Castillo Zúñiga nació en Popayán, estado del Cauca, Colombia, el 19 de marzo de 1845.
Siendo todavía un adolescente se incorporó al ejército de su país en el que alcanzó el grado de capitán.
Se licenció en 1867 y viajó a Panamá, que en ese entonces formaba parte de Colombia. Allí conoció al notable ingeniero Francisco Javier Cisneros quien,en 1869, le invitó a unirse a los cubanos que, alzados en armas contra España, luchaban por su libertad.
Comenzaba entonces la guerra y el naciente Ejército Libertador, carente de experiencia, buscaba el concurso de oficiales extranjeros que ayudarán a instruir y dirigir a las bizoñas tropas mambisas; ofreciéndoles sólo como pago, pues carecía hasta de lo mínimo imprescindible, la satisfacción de hacer nacer en América una nueva patria libre.
El colombiano Rogelio Castillo llegó a Cuba en la expedición del vapor Hornet que condujo el comandante Melchor Agüero y desembarcó por Punta Brava, Manatí, el 7 de enero de 1871.
Dos días después sería herido en un ojo en su bautizo de fuego y quedaría incorporado a la escolta del Presidente de la República en Armas Carlos Manuel de Céspedes. A los pocos meses pasaría a las órdenes de Vicente García y casi inmediatamente a las de Calixto García, quien lo nombró ayudante del teniente coronel Jesús Rabí, jefe del batallón de Jiguaní.
Inconforme con la Paz del Zanjón, Rogelio Castillo estuvo entre los oficiales que apoyó la protesta de Baraguá y continuó combatiendo hasta que toda resistencia se hizo inútil.
Combatiente de tres guerras
Secundó a su antiguo jefe Calixto García en su Guerra Chiquita, pero, al igual que Calixto fue hecho prisionero y enviado a las prisiones de África, pena que se le conmutó por la del destierro en Cádiz.
Aprovechó la cercanía del puerto andaluz con Marruecos, donde se encontraban presos sus compañeros de armas para planear la fuga de estos, en especial del brigadier José Maceo, lo que no pudo llevar a cabo por la intervención de las autoridades inglesas de Gibraltar.
En 1883, Rogelio Castillo se estableció en Cayo Hueso, donde siguió en contacto directo con los independentistas cubanos; y cuando los patriotas, organizados por José Martí, recomenzaron la lucha el 24 de de 1895, se enroló en la primera expedición que partió hacia la Isla, bajo el mando de los mayores generales Serafín Sánchez y Carlos Roloff.
Llevaba en el cuello de la guerrera las estrellas de coronel, que en el devenir de la contienda cambiaría por las de General de División, sirviendo sucesivamente bajo las órdenes de los mayores generales Carlos Roloff, Serafín Sánchez, Máximo Gómez (con quien cargó en Mal Tiempo y Calimete) y Mayía Rodríguez.
Terminó la guerra como Inspector General del Departamento de Occidente y decidió permanecer en Cuba, a cuya causa había dedicado la vida y por la que había sufrido desvelos y privaciones.
Edición cubana de la «Autobiografía» del general del Ejército Libertador José Rogelio Castillo Zúñiga
En la República fue Inspector General de Cárceles, Presidios y Beneficencia y publicó una «Autobiografía» que constituye un imprescindible testimonio de las tres guerras de independencia.
Establecido en La Habana, murió el General de División José Rogelio Castillo Zúñiga en esta ciudad el 21 de septiembre de 1925.
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