El actual Puente Alcoy, llamado también Puente de Alcoy, permite cruzar el río Luyanó, muy cerca de la Virgen del Camino; a la vez que enlaza la Calzada de Luyanó con la Calzada de Güines (Carretera Central) y sirve de final a la Calzada de Concha, marca una de las fronteras entre los municipios 10 de Octubre y San Miguel del Padrón.

Proyecto del célebre ingeniero Francisco de Albear y Fernández de Lara – el mismo que diseñara el acueducto que lleva su nombre y que aún sirve agua a la ciudad de La Habana – el Puente Alcoy se construyó en dos años (1850 – 1851) y costó unos 115 000 pesos, una cantidad considerable para la época.

Con sus tres elegantes arcos de sillería sobre el río Luyanó y originalmente con sólo dos carriles, el Puente Alcoy, fue durante casi un siglo la única salida hacia el este con que contaba La Habana.

Río Luyanó desde el Puente Alcoy
El río Luyanó visto desde el Puente Alcoy. En la actualidad es uno de los mayores contaminantes de la bahía de La Habana, pero en los años en que se construyó aquí el primer puente era límpido y caudaloso (Foto de Ruslán Olivares Cúcalo para Fotos de La Habana ©)

¿Por qué se llama Puente Alcoy?

Ya a mediados del siglo XVIII los españoles construyeron un puente sobre el río Luyanó, que entonces era límpido y caudaloso, con el objetivo de comunicar La Habana con las fértiles tierras de la comarca de Güines.

Este primitivo puente sería sustituido por uno nuevo en 1720 que sería reconstruido dos décadas más tarde y que se mantendría en servicio por más de un siglo, hasta que su calamitoso estado obligó a la construcción de otro nuevo.

Sería entonces que la Junta de Fomento encargaría a Francisco de Albear el proyecto del nuevo puente destinado a sustituir al que existía desde la primera mitad del siglo XVIII.

Poco más de dos años se extendió la construcción (desde el 27 de mayo de 1849 en que se colocó la primera piedra hasta el 5 de octubre de 1851 en que se inauguró con gran fanfarria).

Gobernaba entonces la Isla de Cuba el Capitán General Federico Roncaly, «Conde de Alcoy», por lo que los promotores del proyecto se apresuraron a hacerle la pelota y llamar al nuevo puente, «Puente de Alcoy» en honor al flamante Capitán General.

El aumento del tráfico a través del Puente de Alcoy fue in crescendo desde su construcción por lo que la falta de mantenimiento comenzó a preocupar cada vez más a los especialistas. Desde la prensa se comenzó a alertar sobre el inminente peligro de derrumbe. El 22 de Marzo de 1942, desde las páginas de Bohemia en un artículo titulado: «La Habana: ciudad indefensa» Herminio Portell Vilá comentaba sobre el riesgo de incomunicación al que se enfrentaba la capital por el pésimo estado del Puente Alcoy. Al año siguiente, en el número de la Revista Arquitectura correspondiente a agosto de 1943, el Dr Antonio Iraizoz se sumaba al debate y llamaba la atención, a su vez, de las graves consecuencias que tendría para la comunicación y la economía de la capital el derrumbe del mismo:

Todos los días al cruzarlo nos pica un festivo y trágico pensamiento: ¿se derrumbará cuando estemos pasándolo? ¿Y si se cae cualquier día, cómo nos la arreglaremos cuantos dependemos de esa gran arteria que llama la Carretera Central? Los empleados que viven en Guanabacoa y en Regla tendrán que volver a coger el botecito y surcar la bahía. Pero qué trastorno tan grande para miles de viajeros de las rutas al interior, para el transporte de la carga que sale de La Habana hacia la mayor parte del territorio
nacional, y para el transporte de los frutos que abastecen los mercados habaneros! La crisis más grave se provocaría en el aapecto del café con leche. EI noventa por ciento de la leche, y el noventa por ciento del café que consumen los habaneros, pasan por el Puente de Alcoy.

Iraizoz, A. (1943). El puente de Alcoy. Arquitectura (Cuba), 11(121), 315-316.

Finalmente en 1950 el Ayuntamiento tomó la decisión de ampliar un carril en ambos sentidos, para lo cual suprimieron el barandal que existía, lo que representó, sin dudas, una eficiente y relativamente barata solución vial, pero afectó estética y conceptualmente el proyecto original del ingeniero Albear.