El llamativo edificio de la antigua Planta del Tranvía se encuentra en la intersección de las calles San Lázaro, Colón y Blanco en el barrio de Colón, en Centro Habana.

La Planta del Tranvía, como se le llamó popularmente, casi de inmediato se construyó durante la primera ocupación norteamericana por la Havana Electric Railway Company, concesionaria del servicio de tranvías eléctricos en La Habana, en la parcela que antes ocupara la Fundición Van der Water.

De la Planta del Tranvía a Tallapiedra

Se trata, sin dudas, de uno de los edificios más notables construidos durante la primera ocupación y uno de los primeros en La Habana en los que se utilizó cemento fundente.

De planta rectangular, el inmueble ocupa todo el largo de la manzana entre Blanco y Águila con casi 40 metros de ancho y 70 de puntal. Toda la fachada, en la que se integraron arcos de medio punto, ventanas y puertos, se trabajaron con ladrillos de fundición importados desde Estados Unidos.

Los tres grandes generadores eléctricos con que contaba la antigua Planta del Tranvía se alimentaban con carbón de piedra, que era alzado por una grúa móvil capaz de cargar 45 toneladas y sobre el techo cupular se alzaban nueve grandes chimeneas.

En 1913 la Planta del Tranvía dejó de suministrar electricidad a los tranvías de La Habana, función que fue asumida por la termoeléctrica de Tallapiedra. Sus instalaciones se siguieron, sin embargo, utilizando por la Havana Electric como talleres y almacenes.

Con el paso de los años y la desaparición de los tranvías se ha ido olvidando el uso original de este edificio, que permanece como atrapado como un anacronismo en un barrio completamente residencial. Múltiples voces se han levantado a lo largo del tiempo, demandando que la antigua Planta del Tranvía se transforme en un proyecto semejante a la Fábrica del Arte (que reconvirtiera la antigua fábrica de aceite El Cocinero en un espacio comercial y cultural), sin embargo, hasta el día de hoy nada se ha concretado.