Luis Victoriano Betancourt y Salgado es un nombre perdido dentro del, no tan amplio, mundo de las letras y el activismo político e independentista del siglo XIX cubano. Hijo de José Victoriano Betancourt antepuso sus ideales patrióticos a su labor intelectual como abogado y escritor.

Heredó de su padre la gracia y la soltura del estilo, aventajándole como satírico y como lírico, en palabras de José Antonio Cortina en la Revista de Cuba.

El grito de Yara le impulsó a radicalizar sus posturas y abandonó la pluma con la cual contrapunteaba al periodismo integrista y conservador imperante en la isla, por la pólvora y la consumación definitiva que marcaba el machete redentor.

No terminó de romper nunca como un poeta de primer nivel pese a aparecer en el compendio Arpas Amigas junto a Enrique José Varona, Esteban Borrero Echeverría, los hermanos Francisco y Antonio Sellen, José Valera Zequeira y Diego Vicente Tejera.

En cambio sus prosas de un marcado aire costumbrista, de casta le viene al galgo, junto con sus artículos satíricos y humorísticos sí recibieron atención y reconocimiento de sus contemporáneos.

Luis Victoriano Betancourt, hombre de letras

Su período anterior a la guerra independentista transcurrió entre Matanzas, donde se trasladó su familia desde que era él muy pequeño (Francisco Calcagno incluso lo declara matancero de nacimiento, y la Revista Mil, órgano del Patronato Pro Calle de Matanzas reseña -en su número 3- un homenaje brindado en el Instituto de Segunda Enseñanza por el natalicio de este matancero ilustre), y La Habana, ciudad donde nació, según otras fuentes, el 23 de marzo de 1843; y a la cual volvió en 1869, con el resto de su numerosa familia. En esta ciudad se graduó el 8 de junio de 1866 como Abogado, siguiendo también la senda de su padre.

Luis Victoriano Betancourt
Luis Victoriano Betancourt visto por una Editorial de la Revista Mil

En este período, década de 1860, colaboró en el periódico satírico, de carácter cubano, El Rigoletto, junto a Aurelio Almeida (redactor y fundador en 1862 de este medio). Forma parte, además, de el gacetillero El Siglo, colaborando con Casimiro del Monte en el mismo. Su inquieto espíritu creativo le llevó a escribir también para El Occidente, La serenata, El gavilán y El Triunfo.

Imagen que representa los famosos bailes cubanos, sobre este tema gira uno de los artículos más conocidos y celebrados de Luis Victoriano Betancourt

Es en 1867 cuando publica su obra más conocida Artículos de costumbres y poesías, compuesto por 22 artículos y 17 composiciones poéticas donde expresa su carácter satírico y de un humor melancólico. La prosa El Baile le valió el galardón Pluma de Oro, de este libro fue muy reconocido también el poema dedicado a Abraham Lincoln, aunque en su mayoría son poesías de carácter romántico y juvenil.

En el 1868 se exilió a Nassau y llegó al teatro de la guerra redentora en la expedición de la goleta Galvanic en compañía de uno de sus hermanos y su cuñado, el ilustre Antonio Zambrana, y en ella permaneció hasta el fin de la contienda.

Con la firma del pacto del Zanjón regresó a La Habana donde siguió escribiendo pero sin alcanzar grandes atenciones de la crítica y el público. Salvo su texto La Limosna Espiritual que era recitado constantemente en las tertulias de la ciudad. Cuyos versos finales reflejaban la agudeza de su pensamiento y su crítica a una sociedad superficial.

Pensad que la indiferencia
es la muerte de la infancia,
que donde está la ignorancia
allí está la esclavitud. 

Luis Victoriano Betancourt, hombre de acción

Se incorporó a la guerra, como hemos mencionado, tras el desembarco de la goleta Galvanic, que trajo a la manigua cubana al veterano General del Ejército Mexicano Manuel Quesada.

Una vez asentada la República de Cuba en Armas a Luis Victoriano Betancourt se le asignaron funciones dentro de la Asamblea de Representantes más concretamente en el órgano judicial que se encargaba de legislar la Corte Marcial del Camagüey.

Al ser ampliado el número de Representantes a 25 miembros se unió a esta representando a la región de Occidente -en dicha Cámara permaneció hasta el final de la guerra-, junto a nombres ilustres como Tomás Estrada Palma, Luis Ayesterán y Rafael Morales.

El Cubano Libre periódico oficial de la República de Cuba en Armas con el cual colaboró Luis Victoriano Betancourt

Aquellos primeros lances de la guerra estuvieron marcados por las tiranteces entre el Presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, y los miembros de la Cámara de Representantes, entre los cuales estaba Luis Victoriano Betancourt, mano derecha de Estrada Palma. Estas confrontaciones llevaron a múltiples errores durante la guerra debido al caudillismo y la burocracia en que se debatían las fuerzas insurrectas en armas.

Destitución de Céspedes

En la sesión extraordinaria del Ejecutivo celebrada en Bijagual de Jiguaní, un 27 de octubre de 1873, Luis Victoriano Betancourt fue uno de los que secundó la opinión de Ramón Pérez Trujillo de deponer de su cargo al Presidente Céspedes, Padre de la Patria.

Las palabras de Luis Victoriano, en tono severísimo, ayudaron a que fuese aprobada esta moción con todos los votos a favor de la misma excepto el voto de Salvador Cisneros Betancourt, quien curiosamente sería elegido como nuevo Presidente de la República de Cuba en Armas.

Pese a los múltiples errores y tiranteces que rodearon al poder legislativo cubano durante la guerra iniciada el 10 de octubre de 1868, el ímpetu sagrado de aquellos hombres y de aquella Asamblea fue el de erigir una República democrática hasta el límite de sus esfuerzos. Pese a esto los choques entre el gobierno militar y el legislativo generó no pocos tropiezos a la causa independentista.

Pacto del Zanjón

La tensión de la Cámara de Representantes y el Presidente Vicente García se agudizaron en febrero de 1878, cuando se encontraba esta reunida en San Agustín del Brazo, al recibir de parte del general una información que dejaba muerta virtualmente a la misma.

Según el historiador Emeterio Santovenia el presidente, convencido de que el poder legislativo no se prestaría en manera alguna a la realización de sus planes, concibió la idea de convocar una asamblea popular, compuesta de jefes, oficiales, soldados paisanaje, la que, consultada, se decidió por la concertación de la paz. Así las cosas, hizo pasar a la Cámara un oficio expresivo de la resolución tomada. La Cámara, celosa de su decoro y de su soberanía celebró sesión al momento bajo la presidencia de Juan Bautista Spotorno

Los representantes presentes fueron renunciando uno a uno a sus cargos, negándose a firmar el acuerdo de paz que Vicente García pretendía ejecutar. Entre los representantes presentes se encontraba Luis Victoriano Betancourt, figura polémica y fundamental del gobierno civil de dicha guerra, a menudo pasada por alto.

Nuevamente se hace preciso leer a Santovenia para entender la trascendencia de aquel gesto pues fue aquella la última reunión del cuerpo legislativo de la República. ¡La Cámara de Representantes nacida en Guáimaro el 11 de abril de 1869, coreada ante el clamor de una muchedumbre enardecida por las esperanzas de la victoria, moría en San Agustín del Brazo el 8 de febrero de 1878, prefiriendo dejar de ser a no ser digna de su historia!Por ella, parodiando a Manuel Sanguily, -reliquia viva de aquellos días luminosos– pudo Martí decir, al predicar la guerra necesaria: ¡Ya fuimos: es necesario volver a ser!

En la manigua Luis Victoriano Betancourt puso en práctica su capacidad jurídica y el valor de sus palabras, colaborando activamente en las distintas reformas de la Carta Magna y combatiendo la propaganda enemiga desde las páginas de El Cubano Libre, órgano de prensa de la República de Cuba en Armas.

Poemas patrióticos y a su madre, Luisa Salgado

Es famoso el poema que dedicó a su madre con el título de Simpatías del destino (1868)-que termina con las estrofas que reproducimos a continuación- y en el cual refleja el compromiso de Luis Victoriano Betancourt con la causa independentista.

Sé que es grande tu dolor, 
maternal y que tú eres
mi égida y guarda mejor,
sé que tu vida es mi amor,
y sé que por mí te mueres.

¡Madre! tu nombre es tan santo,
que por enjugar tu llanto
mi vida a tus pies pondría;
¡Pero quiero a Cuba tanto!...
¡Perdóname, madre mía!

Falleció en La Habana, un 8 de junio de 1885, pobre y en condiciones físicas lamentables debido a su quebradizo estado de salud, que contrastaba con el buen humor que mantenía siempre.

Luisa Salgado, madre de Luis Victoriano Betancourt y esposa de José Victoriano Betancourt

Pese al carácter claramente independentista de el escritor la revista El Fígaro le dedicó una semblanza en el décimo aniversario de su fallecimiento en la cual publicaron íntegramente uno de sus más encendidos poemas; dedicado, como no, a su madre y escrito en 1871…

De entonces, ni la sincera
pasión del perdido hogar,
ni mi madre que me espera
y acaso la triste muera,
muera de tanto llorar!

Nada, nada, podrá hacer
mi patrio amor extinguir;
porque me manda el deber
o libre volverla a ver
¡o libre en Cuba morir!