El 13 de octubre de 1967 a Limonar le nacía un príncipe, le nombraron Javier Sotomayor y tocaría el cielo con sus manos, en uno de los reinados más extensos que el planeta atletismo haya visto.

A los diez años la vida le cambió cuando, en una visita de rutina a su escuela primaria, el entrenador Carmelo Benítez quedó asombrado por las condiciones físicas del niño de la escuela Antonio Maceo, un mulatico flaco con un talento enorme dicen que decía luego. Seis años después de ese día de marzo de 1978, el mulatico flaco de Limonar, implantaba el aún vigente récord nacional juvenil, elevándose hasta los 2.33 metros.

Javier Sotomayor el largo reinado de las nubes

A los veinte años, mientras sus amigos matanceros bailaban con los Van Van y perseguían muchachas, Javier Sotomayor implantaba su primer récord mundial, superando por un centímetro los 2.42 metros de la leyenda sueca y encarnizado rival Patrik Sjöberg.

Javier Sotomayor

Desde ese 2.43 realizado en el Gran Premio Diputación de Salamanca, España, el 8 de septiembre de 1987 han pasado ya treinta cuatro años, casi el doble de su vida, podía haberse conformado y habría sido suficiente, pero era una época de estrellas, en la que cualquier evento empezaba por 2.20 metros y mas de uno saltaba 2.40, así que Javier Sotomayor, se fue más allá.

Como un Rey avasallador el Soto sumó a sus dominios el récord para pista cubierta, fue en el campeonato mundial de Budapest, Hungría, en 1989, el corto momento en que ambas marcas estuvieron unidas, pues poco después y compitiendo solo contra sí mismo en San Juan, Puerto Rico, Javier Sotomayor decidió irse a vivir a 2.44 metros del suelo. Tenía veintidós años y al parecer ningún límite.

Con su pica en los 2.44 Javier Sotomayor, la máquina de hacer récords, quería ser Campeón Olímpico, trazó su meta y puso manos a ello. Los juegos de Barcelona 1992 sin embargo fueron difíciles, las condiciones climáticas no eran propicias a las grandes marcas, por lo que igualados hacia abajo, cualquiera de los muy buenos saltadores que asistieron a los juegos podía ser el vencedor.

Javier Sotomayor

Poco a poco los atletas de menos posibilidades fueron fallando, al final, y con la varilla en 2.34 quedaban cinco saltadores: Javier Sotomayor, Patrik Sjöberg, Tim Forsyth, Artur Partyka, y Hollis Conway -casi todos a lo largo de sus carreras habían saltado sin problemas los 2.40.

Lo recuerdo como si fuera hoy, media Cuba elevó al Soto cuando en su primer intento atacó la altura, un pequeño roce a la varilla detuvo el tiempo, pero el salto fue bueno, ahora entraba en juego la otra mitad del país, los que tenían malos ojos y que con la fuerza de la mala idea lograron hacer fallar a todos los rivales, aún puedo oír a mis vecinos, sentados frente al tv de mi casa murmurando “¡Falla! ¡Falla! ¡Falla!”, cuando alguno iba a saltar.

El fin de la primera ronda marcó la victoria, pues o se iban a 2.36 o competían solo por plata, finalmente todos terminaron en 2.34, dejando a Javier Sotomayor como Campeón Olímpico gracias a su logro en el primer intento.

Salamanca de los cielos

La marca de Barcelona dejó mas críticas a la élite del deporte que elogios, se les acusaba de haber protagonizado una competencia mediocre, y se que al parecer existía una crisis en el salto de altura. Blanco importante de esas críticas fue Javier Sotomayor, de quien se decía estaba acabado después de la lesión sufrida antes de los juegos.

Mas los campeones son de una raza distinta, y un año después de Barcelona, en su Salamanca de los buenos augurios el Soto intentaría una nueva cota. Ese día se notó desde el inicio que Javier le tiraría al récord, pues estaba saltando poco, con alturas espaciadas, lo cual era su estrategia para tirarle al récord.

Javier Sotomayor

Luego de lograr 2.38 metros el Soto había saltado solo tres veces, entonces se acercó a la mesa y pidió 2,45, era oficial, en minutos Javier Sotomayor trataría de imponer una nueva marca mundial.

Tomo distancia, miró la varilla, emprendió la carrera y… falló, todos se preguntaban que pasaría entonces, según un cronista del País:

De pie, a pocos metros de la varilla, repasó mentalmente su salto: la carrera y el despegue. Cuando revisó la película en la cabeza, suspiró, abrió los ojos y se lanzó con una carrera medida y potente. Era el gran Sotomayor. Tenía la potencia y la agilidad del muchacho que comenzó a asombrar a sus rivales cuando apenas había cumplido 18 años. La carrera y la batida fueron tremendas. Sotomayor se elevó oblicuo a la varilla, dobló la espalda y tocó el listón con la parte dorsal. Las piernas pasaron después de un extraordinario golpe de riñones. Aunque la varilla se tambaleaba, el saltador cubano estaba seguro de que no caería. Salió como un huracán de la colchoneta y se abrazó a Guillermo de la Torre. Acababa de batir el récord y de recobrar todo el poderío de sus mejores días…

El País

Un poco de ciencia

Desde entonces han pasado veintiocho años, Javier Sotomayor se retiró, obtuvo el prestigioso premio Príncipe de Asturias, fundó un grupo musical, ha representado a Cuba y al atletismo internacional en múltiples eventos, y… el récord sigue intacto. En los últimos años solamente dos saltadores se han acercado lo suficiente para inquietar, más ninguno lo ha logrado.

Javier Sotomayor

Tal es el dominio que la ciencia lo ha calculado, para destronar al Soto hay que usar el siguiente:

Criterio de eficacia de un salto
HI=H1+H2+/-H3
HI:
altura del listón.

Esquema de salto
Imagen tomada del diario ABC

Además, se ha probado que usando el sistema de salto actual, llamado postura de Fosbury, solo se puede lograr 2.46 metros, teniendo esa altura un posible límite cifrado en 2.50. Básicamente la ciencia ha probado que el récord de Javier Sotomayor es casi imbatible.

Gráfica comparativa entre Javier Sotomayor y el resto de los saltadores del mundos
Gráfica comparativa entre Javier Sotomayor y el resto de los saltadores del mundos