Guillermo Aguilera Sánchez, cuyo nombre completo era Guillermo Bernabé Aguilera Sánchez, fue un empresario y político cubano. Consejero consultivo tras el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952; presidió el Partido Demócrata en la provincia de Camagüey y fue senador de la República.
Nació el 8 de abril de 1901 en Camagüey. Su familia paterna descendía del patriciado cubano que había iniciado la Guerra Grande, pues su tío abuelo Francisco Vicente Aguilera – el hombre más rico de Oriente en su tiempo – había sido Mayor General del Ejército Libertador cubano y vicepresidente de la República en Armas.
Guillermo Aguilera Sánchez, arroz con política
Hijo de Antonio Aguilera Molina y Catalina Sánchez Batista, Guillermo Aguilera Sánchez se dedicó desde muy joven a atender los negocios de su familia y ya en la década de 1950 era el propietario único de grandes fincas arroceras (entre ellas la «San Antonio» de 1000 caballerías) y de un molino que operaba bajo la razón social de «Molino de Arroz SA» y que tenía sus oficinas en Aguiar 367.
Comenzó su vida política a raíz del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 cuando Fulgencio Batista lo designó miembro del Consejo Consultivo. Allí destacó por ser uno de los empresarios más importantes del ente y desarrolló una cercana amistad con Batista quien le prodigó numerosos favores, entre ellos la escolta militar de sus propiedades arroceras cercanas a la Sierra Maestra durante la lucha insurreccional de 1956 – 1958.
En 1954 fue electo senador por el Partido Demócrata, aliado con Fulgencio Batista, el que presidió en la provincia de Camagüey, a la vez que se desempeñaba como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la República de Cuba en el Senado.
Algunos miembros de su familia eran como él destacados empresarios: su hermano Leopoldo era también arrocero y presidía la «Agrícola Cayo Toro SA» y la Administración de Estabilización del Arroz desde 1956; y su medio hermano Carlos era socio mayoritario de «Hernández Cagigal y Compañía» uno de los más importantes almacenes de arroz y víveres, sito en Sol No. 55 y de grandes fincas arroceras.
Guillermo Aguilera Sánchez se encontraba casado con Elena Pollack Casuso, hija de un antiguo almacenista de tabaco, quien era una gran amiga de la Primera Dama Marta Fernández de Batista. Tenía tres hijos: Elena, Alina y Guillermo y vivía en 21 No. 15 003 esquina a 150 en el exclusivo Country Club [1].
Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, Guillermo Aguilera, temeroso del nuevo poder debido a sus estrechos vínculos con el régimen anterior, se refugió en la embajada de Colombia, hasta que en marzo de ese mismo año obtuvo el salvoconducto para viajar a ese país sudamericano [2].
Todas sus propiedades fueron confiscadas por el nuevo gobierno de la Isla en virtud de la Ley 151 del 17 de marzo de 1959 en la que se le identificó como uno de los 302 individuos y/o empresas que se habían enriquecido de forma ilícita durante el gobierno de Fulgencio Batista.
Alarmado por la pérdida de su patrimonio, Guillermo Aguilera protestó públicamente la medida en carta abierta al Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados y que publicó Prensa Libre. Allí aseguró que nunca había sido «contrarrevolucionario» y que jamás había utilizado su cargo enriquecerse en forma alguna [3]; declaraciones que provocarían las burlas de Bohemia días después.
A Guillermo Aguilera le seguiría en su exilio el resto de su familia, que terminaría por asentarse en los Estados Unidos.
El senador y político moriría mucho años después en Palm Beach, Florida, el 25 de septiembre de 1983, a una avanzada edad.
Irónicamente, Guillermo Aguilera Sánchez dejaría sin estrenar en La Habana la «Capilla Aguilera» que ordenara construir en el Cementerio de Colón para el descanso eterno de su familia y que es uno de las pocos monumentos funerarios representativos del Movimiento Moderno existentes en la necrópolis habanera.
Notas y referencias
[1] Jimenez, Guillermo; Los propietarios de Cuba 1958. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 2007.
[2] «Cinco asilados llegan a Bogotá». En «Diario de las Américas». 17 de marzo de 1959.
[3] «Envía Guillermo Aguilera una carta aclaratoria al Ministerio de Recuperación». En Prensa Libre. 3 de febrero de 1960.
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