La antigua Fundición de Ángel Velo, que operaba bajo el nombre comercial de «El Vulcano» se encontraba situada en la calle San Joaquín No. 20 antiguo (actual 302), entre Velázquez y Zequeira, en el barrio del Pilar.

Según refleja la Gaceta de La Habana en su número 34, correspondiente al miércoles 7 de febrero de 1877, Ángel Velo Falgueira solicitó permiso al Ayuntamiento el 29 de enero de ese año para establecer su fundición en el No. 20 (antiguo) de la calle San Joaquín en el barrio del Pilar, el cual le fue concedido, al no presentarse ninguna reclamación contra el mismo.

Como casi todas las fundiciones de su época, la Fundición de Ángel Velo utilizaba hornos de cubilote, que le permitían la fabricación de piezas de bronce, hierro y acero, con rapidez y a costos relativamente bajos. De la calidad de sus producciones habla su presencia ya centenaria por toda la ciudad.

Tapas para registros de agua, electricidad y gas; columnas para puertas corredizas; cabillas; maquinarias y sus repuestos para centrales azucareros; además de todo tipo de cacharrería de hierro y acero; manufacturaron para La Habana la Velo, Geli, la Gaubeca, la Luyanó, la Jesús Sánchez y otras tantas fundiciones que existieron diseminadas por la ciudad y que fueron desapareciendo una por una antes y, sobre todo, después de 1959.

Por casi medio siglo las piezas manufacturadas por la Fundición de Ángel Velo llevaron la marca «A. Velo» a relieve y la dirección San Joaquín 20, lo que les servía de efectiva publicidad para cualquier posible cliente.

Sin embargo, a mediados de la década del 20 – como se puede ver en una tapa del alcantarillado fundida para el reparto Miramar y fechada en 1923 – la dirección «San Joaquín 20» desaparece, por lo que es muy probable que ya la industria se hubiese trasladado a otro emplazamiento, si bien el empresario gallego y luego sus herederos continuaron como propietarios del inmueble.

De la Fundición de Ángel Velo al Agua Mineral las Piedras

Ángel Velo Filgueira, dueño de la Fundición El Vulcano o Fundición de Ángel Velo fue uno de los empresarios gallegos más acaudalados de finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX; de ahí que haya tenido un papel relevante en todo el entramado del asociacionismo gallego en La Habana, sobre todo en el momento de mayor inmigración de esa región española hacia Cuba.

Natural de Jubia, Neda, en La Coruña, Ángel Velo llegó a Cuba en 1865 y se estableció en el barrio del Pilar, donde comenzó su fundición una década después. Fue socio fundador y llegó a ser vicepresidente del Centro Gallego; y presidió desde 1906 a 1932 la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia en cuya directiva figuraba desde 1894.

Proveniente de una familia acaudalada ingresó en el arsenal del puerto ferrolano para cursar estudios de Maquinista Naval. A pesar de sus notables resultados académicos, el joven Ángel Velo Filgueiras quería hacerse un nombre y un capital por sí mismo y como tantos otros contemporáneos, decidió hacer las Américas.

No se equivocó, pues su vida, dedicada por completo al progreso y el bienestar de la comunidad gallega en Cuba, bien merece un artículo aparte, que seguramente aparecerá en este mismo portal en algún momento; pero por ahora sólo nos vamos a centrar en la fundición de la calle San Joaquín.

Inquieto y emprendedor, el nombre de Ángel Velo fue recurrente en el Boletín de la Oficina Nacional de Invenciones y Patentes, pues constantemente estaba registrando artefactos que salían de los hornos de su fundición de San Joaquín No. 20, destinados en gran medida al sector doméstico.

Quizás el más conocido de los inventos que patentó sea la cocina y horno Vulcano, premiada en la Exposición Nacional Agrícola, Industrial y de Labores de la Mujer, efectuada en el Parque de Palatino en 1909.

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Cocina de hierro inventada y patentada por Ángel Velo Filgueira en su fundición de la calle San Joaquín

A finales de los años años 30, en el edificio de San Joaquín, donde estuviese la Fundición de Ángel Velo se establecen las oficinas de un nuevo emprendimiento del empresario gallego: el Agua Mineral del Manantial Las Piedras, que brotaba en la finca del mismo nombre en el pueblo de San Francisco de Paula, y cuya marca había registrado desde la década del 20.

Poco después moría Ángel Velo, que recibió el homenaje en masa de la comunidad gallega residente en Cuba -nombrado en 1938 miembro meritísimo- y sus propiedades pasaron oficialmente a manos de sus descendientes que operaban bajo el nombre «Herederos de Ángel Velo».

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Publicidad del agua mineral del manantial Las Piedras de San Francisco de Paula, propiedad de Ángel Velo Filgueira

Según refieren los vecinos del lugar, el edificio de dos plantas de la Fundición de Ángel Velo, que había sido convertido en viviendas, se mantuvo en pie hasta los años 80 del siglo pasado, en que fue demolido debido al avanzado estado de deterioro en que se encontraba.

De la antigua fundición de San Joaquín No. 20, apenas se conservan hoy algunas columnas de hierro (las de más bella factura que salieron de sus mismos hornos) y unas pocas paredes perimetrales por la calle Zequeira. En la parcela esquinera que antaño ocupara existen hoy un agromercado, una carpintería y varias viviendas.