En 1748 la armada española sufrió una humillante derrota frente a sus archienemigos ingleses, esta acción conocida como el combate naval de La Habana en 1748, impidió sin embargo la captura de la Flota de la Plata por los británicos, la cual estaba camino a Cuba desde Veracruz. Esta es la historia de cómo los españoles perdieron siete buques, centenares de hombres, miles de pesos… pero salvaron un cargamento estimado en más de 9 millones.

Todo inició muchos años atrás, cuando en 1738 estalló la llamada Guerra del Asiento, o de la Oreja de Jenkins, que enfrentó en el terreno americano a las dos principales potencias ultramarinas de entonces, Gran Bretaña y España. Por las características de los enfrentamientos bélicos que se produjeron, el gran escenario que abarcó, entre otros factores, muchos historiadores han considerado a este conflicto como una guerra moderna.

Mapa de la guerra del asiento
Mapa de la guerra del asiento

La Guerra del Asiento, que en el Caribe fue conocida como Guerra de Italia, suscitó un gran interés, pues lo que realmente se encontraba en pugna era el sistema colonial en sí mismo, por lo que cada una de las partes invloucradas, que fueron aumentando con los años, puso todo su esfuerzo en sostener la maquinaria bélica. Producto de ello y de anteriores ataques a importantes enclaves españoles, como Cartagena de Indias o Santiago de Cuba, la dotación de La Habana fue reforzada varias veces, tanto en hombres como en pertrechos.

La previa del combate

El 16 de febrero de 1748, el nuevo almirante Inglés Sir Charles Henry Knowles llegaba a Port Royal, sede de la armada británica en el Caribe, inmediatamente fue puesto al tanto por la inteligencia inglesa de la situación de la flota española basificada en La Habana, la cual estaba compuesta por:

(…) 3 navíos de 70-74 cañones, 4 del porte de 60-64 y 2 de a 50-52, todos ellos en activo, pero que había otros 2 buques más de 70 cañones en construcción y prontos a hacerse a la mar, y otros 2 de 80 de porte en repuesto. Asimismo, se conocía la presencia de varias embarcaciones menores, ligeras y rápidas, presumiblemente corsarias, que operaban en aquellas aguas y que en breve esperaban más refuerzos.

Francisco de Asís Amor Martín. CRÓNICA DEL COMBATE NAVAL DE LA HABANA DE 1748.

Analizado el tema, sir Knowles decidió atacar Santiago de Cuba, para aprovechar la lejanía de esta con respecto a La Habana y tratar de tomar revancha por los anteriores fracasos ingleses en dicha ciudad. Para ello reunió una considerable flota formada por más de cuatro mil hombres, 8 navíos, 2 fragatas y 3 embarcaciones menores, la cual se prersentó frente al Morro oriental el dia 9 de abril de 1748.

Sir Charles Knowles
Sir Charles Knowles

La ciudad fue defendida por apenas 500 veteranos y un número pequeño de milicianos, los cuales cerraron la bahía e impusieron una defensa estática, apoyados por la batería del Morro. En media hora los ingleses habían sufrido unas trescientas bajas y derrotados tuvieron que retirarse a Jamaica.

Esta derrota significó una afrenta importante al orgullo militar del Sir Knowles, el cual entonces decidió subir la parada y tratar de interceptar, en funciones corsarias, la Flota de la Plata cuando zarpara de Veracruz. Si lograba poner sus manos en tamaño tesoro, nadie recordaría en Albión una insignificante derrota en Santiago:

Having received certain Intelligence of the time of Spanish ships sailing from Vera Cruz with the treasure for Havana, I consulted with Governor Trelawny about intercepting them, who concurring in sentiment with me I resolved upon going down off the Tortuga Bank and to Endeavour to do it accordingly.

Diario de Knowles.

La Flota de la Plata en peligro

El 1 de mayo comenzó el despliegue inglés, en salidas escalonadas, para tomar posiciones entre el Cabo de San Antonio y Cabo Catoche -Yucatán-, lo cual llegó a oídos de la inteligencia española, la cual ayudada por la francesa localizaron la flota inglesa. Por lo cual, el 22 de Julio partió el Almirante Andrés Reggio desde La Habana, al frente de seis navíos y una balandra, para presentar batalla y salvar a La Flota del enfrentamiento.

Andres Reggio
Andres Reggio

Increiblemente no se encontraron, ni Reggio pudo localizar los navios ingleses, ni Knowles logró toparse con La Flota, por lo que en el mes de agosto ambas armadas regresaron a sus respectivas bases para reaprovisionarse y zarpar de nuevo en septiembre, fecha en que comenzaba el llamado tornaviaje desde Veracruz.

En efecto, a inicios del noveno mes La Flota -conformada por un aparatoso convoy que incluía las fragatas Bizarro (o Bizarra), de 50 cañones, San Francisco Javier, León, Galga y Florida, más media docena de mercantes entre buques de particulares y comisionados por el rey- estaba ya pronta a iniciar su viaje. Por lo que ambas partes ultimaban los detalles: en Jamaica Sir Knowles, algo debilitado pues acababa de fletar un convoy de cincuenta buques rumbo a Inglaterra, preparaba los alrededor de nueve buques que le quedaban para llevar a cabo la caza. En La Habana y en México las autoridades españolas, continuamente en contacto, tomaban medidas de refuerzo que incluían tanto el blindaje de La Habana como el de la armada.

Según el Extracto de la Revista Militar del 30 de septiembre de 1748 la ciudad contaba con las siguientes defensas:

  • Cinco compañías de infantería de refuerzo antiguo.
  • Dos compañías de infantería del Regimiento de Milán, una de ellas, de 32 efectivos, bajo el mando del capitán César Borbón, y la otra capitaneada por Ignacio Moreno, también con 32 efectivos en la plantilla.
  • Dos compañías de infantería del Regimiento de Granada, una bajo el mando del capitán José Avellanas e integrada por 32 efectivos, y la otra dirigida por Gregorio Bermejo, con 31 efectivos.
  • Un batallón de infantería, conformado por siete compañías de 78, 67, 68, 63, 66, 70 y 66 hombres cada una de ellas.
  • Una compañía de artilleros sobre el pie de 100 hombres, capitaneada por Manuel de Soto, con un total de 97 efectivos, incluyendo dos presos.
  • Regimiento de Granaderos de Portugal.
  • Tres compañías de dragones (presumiblemente del Regimiento Almansa) del pie de 70 hombres cada una de ellas: la del capitán Luis Vázquez, con 68 efectivos; la del capitán Martínez Aróstegui, con 69; y la tercera, con el puesto
    de capitán vacante, de 63 unidades.
  • Doce compañías del Regimiento de Dragones de Itálica, del capitán coronel Palafox, sobre el pie de 50 hombres cada una, con un total de 600 hombres.

Hombres arriba, hombres abajo, e independientemenmte de la costumbre española de inflar todas las cuentas, la ciudad estaba fuertemente reforzada, por lo que un sitio en forma era la última de las posibilidades en la lista de ataque inglés. La suerte de la Flota estaba en altamar.

El día 11 los españoles capturan una fragata inglesa -desgajada del convoy de 50 navios que había partido hacia Gran Bretaña-, del interrogatorio llevado a cabo al Capitan logran deducir que la flota enemiga estaba formada por cinco fragatas prontas a partir rumbo al estrecho de Yucatán.

End of Knowlees action off Havana
End of Knowlees action off Havana. Marina de Samuel Scott, óleo sobre lienzo sin fecha determinada. National Maritime Museum, Greenwich (Londres).

Ante esa información se aceleraron en los astilleros la construcción del Rayo y el Fénix, dos navios de ochenta cañones cada uno. Además se impulsaron las labores de reparación de otros dos. Mas el problema no radicaba en las embarcaciones, sino en otro aspecto más acuciante, la falta de marinos entrenados para equipar toda la armada.

Sin embargo, uno de los principales problemas que desde el comienzo de la guerra acusó La Habana fue la escasez de marinería profesional que pudiera dotar los navíos; se necesitaban alrededor de 600 hombres para tripular un navío de 70 cañones, y unos 500 para los de 60 de porte. Con el fin de paliar esta escasez, se expidieron órdenes a toda la jurisdicción para que se cerrasen los caminos y así no escapase nadie en condiciones de servir en la escuadra; se recogieron cuantas canoas había en la costa, concentrándose en los puertos las posibles y quemándose el resto; se organizaron rondas continuas que vigilasen el perímetro de la ciudad, pues cualquier sospechoso podría ser prendido. Las localidades y asentamientos próximos a La Habana, como Guanabacoa o Santa María del Rosario, recibieron cartas del gobernador en las que se pedía voluntarios para servir a bordo de los navíos de la escuadra de Reggio. La necesidad imponía recurrir a medidas tan desesperadas como la leva general. Se emitió un bando en el que ordenaba a todos los vecinos de 18 a 50 años que se alistasen como milicianos o corsarios, exhortación extensible a aquellos que fuesen extranjeros, sin importar condición ni raza. Quien no se presentase en la caja de recluta sin su arma sería multado con 50 ducados y encarcelado 30 días. Se multaría con 100 ducados a quienes encubriesen a los rezagados33. Así, si faltaban 1.010 hombres para completar las dotaciones de todos los navíos de la escuadra de Reggio, el gobernador logró reunir 1.317 más

El problema, sin embargo no estaba resuelto, más bien la mesa estaba servida para la catástrofe, pues la mayoría de ellos no tenían ni idea de cómo manejarse en buques de guerra.

El combate naval de La Habana en 1748

Equipado, el Almirante Reggio zarpó de La Habana en la mañana del día 2 de octubre, al frente de una escuadra formada por seis navíos, una fragata, un bergantín y un paquebote. Dos días mas tarde capturaron una goleta británica que les despistó, haciéndoles creer que la armada inglesa contaba con nueve navíos de 50 cañones mínimo, lo cual superaba en mucho la capacidad de fuego española en el mar. Visto el asunto Reggio decidió enviar un jabeque a La Habana con la información y virar a las cercanías a cargar más recursos y velámenes.

combate-naval-barcos-ingleses-y-españoles

En La Habana no se creyó real la información obtenida, y se le ordenó a Reggio mantenerse en las cercanías de la costa norte a espera de órdenes. En esas labores divisaron, el día 11 de octubre, las velas inglesas, a la altura de Santa Cruz del Norte, tirando para Boca de Jaruco. El acercamiento se fue produciendo tacticamente, llegando así el día 12, cuando comenzó la batalla.

La Batalla

En la disposición táctica la armada española quedó mejor posicionada, estando situada a Barlovento, más uno de sus buques El Dragón, se había quedado resagado por encontrarse haciendo aguas y Reggio ordenó formar la linea de combate a la altura de aquel, para no dejarlo a su suerte y no perder la paridad numérica. Esta decisión le costó la posición, quedando ahora en inferioridad táctica al ubicarse a Sotavento.

En la disposición táctica la armada española quedó mejor posicionada, estando situada a Barlovento, más uno de sus buques el Dragón, se había quedado resagado por encontrarse haciendo aguas y Reggio ordenó formar la linea de combate a la altura de aquel, para no dejarlo a su suerte y no perder la paridad numérica. Esta decisión le costó la posición, quedando ahora en inferioridad táctica al ubicarse a Sotavento. Por otra parte la paridad era relativa, pues Sir Knowles contaba en su retaguardia de segunda línea con diez velas mas.

En la disposición táctica la armada española quedó mejor posicionada, estando situada a Barlovento, más uno de sus buques El Dragón, se había quedado resagado por encontrarse haciendo aguas y Reggio ordenó formar la linea de combate a la altura de aquel, para no dejarlo a su suerte y no perder la paridad numérica. Esta decisión le costó la posición, quedando ahora en inferioridad táctica al ubicarse a Sotavento.

 

Combate naval de 1748

Paridad de fuerzas en el Combate naval de 1748. Fuente: Francisco de Asís Amor Martín. CRÓNICA DEL COMBATE NAVAL DE LA HABANA DE 1748.

 

 

Sobre las tres de la tarde, con los primeros cañonazos, comenzó el combate, que se extendería hasta el día 14. Desde la costa, según algunas crónicas de la época, los vecinos contemplaban la batalla, cual corrida de toros. Las cosas fueron bien para los españoles en el primer momento, pues lograron desarbolar el mástil mayor del buque insignia inglés, que tuvo que abandonar las líneas para una reparación de emergencia. Mas pronto el África fue obligado a retroceder por el Oxford, que había sustituido al Cornwall, el navio de Knowles.

Sobre las siete de la noche los españoles perdieron el dominio de la situación y sufrieron la rotura de sus líneas, provocada por el Dragón, que seguía con problemas de maniobrabilidad y hacía aguas. El orden de la línea no lo volverían a recuperar, el buque por el que habían sacrificado la ventaja de posición abandonaba en solo cuatro horas, por lo que quedaban en inferioridad.

Poco después el Real Familia y el Nueva España, totalmente averiados abandonan también la formación. La desbandada había comenzado. Reggio advierte entonces que el Conquistador, habiendo sufrido la muerte de sus dos capitanes, estaba a punto de rendirse ante el Strafford, por lo que les hace señales para que resistan y no se rindan si no les disparará él mismo. Pero casi al terminar de darle las instrucciones, una andanada de balas incendiarias lanzadas desde el Cornwall puso al Conquistador en franco inicio de hundimiento, ante lo cual arriaron la bandera y se rindieron.

Ya al empezar la noche a Reggio solo le quedaban tres navios, de los cuales solo el suyo el África resistía bien, mas imprevistamente recibe la reincorporación del Real Familia y el Nueva España, que tras hacer rapidas reparaciones volvieron en su auxilio y duraron poco. Hacia el final de la noche el África y el Invencible eran acosados fuertemente, batiéndose fuertemente el primero y logrando huir el segundo, la suerte española ya estaba sellada. Reggio entonces pone proa a La Habana, resistía en retirada y alargaba el combate ante una flota inglesa casi intacta, que sin embargo y sin saberlo estaba obteniendo una victoria pírrica.

End of Knowlees action off Havana

End of Knowlees action off Havana. Marina de Samuel Scott, óleo sobre lienzo sin fecha determinada. National Maritime Museum, Greenwich (Londres).

 

El epílogo

A las once de la noche, con oscuridad ya total, los británicos abandonan la caza. A la deriva dejaron el navío capitán Español, el África, el cual se salvó así de la captura o el hundimiento.

Amaneciendo el día 13 La Habana se despierta con la entrada bamboleante y maltrecha de cuatro de sus seis navíos. Faltaban el apresado Conquistador y el buque del Almirante. El Galga, que se había reparado ya, por haberse perdido casi toda la batalla es fletado a remolcar al África, al cual lleva hasta la playa Xixiras, cerca de la capital para realizarle reparaciones de emergencia. Más aun no se salvarían, una sorpresa les aguardaba al despuntar el día 14.

En la mañana del catorce ya estaban listas las reparaciones y Reggio estaba en condiciones de salvar el tramo que lo separaba de la seguridad de su puerto madre, justo cuando iban a soltar amarras se vio al Galga que en la lejanía era perseguido por la flota inglesa.  Aunque aquellos trataron de alejarse de la entrada de la playa donde se refugiaba el maltrecho África no pudieron impedir ser vistos por Knowles, quien inmediatamente ordenó virar en esa dirección.

Entonces el Almirante español dio muestras de hidalguía, ordenó a sus hombres desembarcar la artillería y las municiones, para luego conminarlos a escapar hacia La Habana en los botes auxiliares. Se quedó solo con un pequeñísimo grupo de oficiales y seis marinos, y antes de que los ingleses pudiesen hacer fuego y hundirle su nave insignia él mismo la voló.

Voladura del Africa por Reggio 1748

Dibujo que muestra la voladura del Africa por Reggio 1748

El balance final

Luego de ese último y final encuentro, el balance era trágico en ambas partes, pues aunque los españoles fueron fuertemente humillados, sufriendo la perdida casi total de su armada de La Habana, cerca de ciento y tantas bajas humanas y decenas de miles de pesos perdidos, los ingleses regresaron a Jamaica con el sentido amargo de haber perdido la oportunidad de capturar La Flota de la Plata habiendo invertido para ello cuantiosos recursos humanos, económicos y militares.

Representación británica de las acciones de Knowles

Representación británica de las acciones de Knowles. Royal Museum

Visto el caso ambos almirantes fueron llevados a juicio en sus respectivos países, por alegárseles responsabilidades en las pérdidas sufridas, debido sobre todo al pésimo manejo táctico llevado a cabo por ambas partes. Aunque los dos salieron indemnes de los procesos. En el caso de Andrés Reggio, reformó luego el Astillero de La Habana atendiendo a las dificultades y carencias que la guerra acaba de evidenciar en los navios españoles, así como para modernizar su técnica. Siguió dirigiendo la armada hasta su muerte en 1780 a los ochenta y ocho años de edad.

Lo curioso del caso radica que poco después de la batalla, tan poco que Sir Knowles aún andaba cerca de La Habana, ambas partes tuvieron conocimiento de que el 20 de abril, o sea seis meses antes, se habían firmado los preliminares de paz. 

 

Combate naval entre las escuadras inglesa y española frente a La Habana 1748

Combate naval entre las escuadras inglesa y española frente a La Habana 1748