En una de las esquinas que forman de la calles San Rafael y Consulado se encuentra el Cinecito, uno de los cines emblemáticos de La Habana y el único que en la parte antigua de la ciudad ha logrado sobrevivir al paso del tiempo.

Se trata de una pequeña sala de dos niveles con capacidad para apenas cuatro centenares de espectadores que se especializa en la proyección de películas animadas en 3D. A pesar de que esta tecnología impera desde hace mucho tiempo en las salas de cine del mundo entero, en Cuba, al día de hoy, continúa siendo muy rara entre las pocos cines que se mantienen funcionando en el país. De ahí que, el cinecito, aún sin exhibir filmes de estreno (y repetir su programación casi hasta el aburrimiento) se haya convertido en uno de los lugares preferidos de los niños de la capital cubana y sus funciones sean, casi siempre a lleno completo.

Del cine Periódico al Cinecito de La Habana

El cine se inauguró el 9 de julio del año 1942 con el nombre de Cine Periódico Resumen y, como bien dice su nombre, se especializó en la proyección de noticieros, los que, mezclaba con documentales cortos y dibujos animados. Así transcurriría una exitosa primera década, hasta que la llegada a la Isla de la televisión obligó a sus dueños a variar el modelo de negocios, pues las noticias en el nuevo medio tenían (y tienen) una inmediatez, con la que no podía competir el cine.

Fue entonces que los dibujos animados (casi todos de factura norteamericana), que en un principio habían sido sólo un complemento de la programación noticiosa del Cine Periódico, pasaron a convertirse en el centro de la programación y el público infantil desplazó casi por completo al adulto.

Cinecito
Foto tomada del sitio de Habana Radio

Debido a su pequeño tamaño – que parece incluso menor al integrarse el local en el edificio esquinero del que forma parte – y a que, terminó por especializarse en la proyección de dibujos animados para niños, los habaneros, pronto dejaron de llamarle Cine Periódico, para decirle, simplemente «Cinecito».

Tras el triunfo de la Revolución de 1959, el Cinecito fue nacionalizado por el Estado cubano que lo puso en manos del ICAIC. El ente rector del cine en la Isla decidió dejarlo como un cine para niños, aunque su programación se diversificó y pasó de emitir exclusivamente «cartoons» de factura norteamericana a un cartel más amplio en el que se incluían animados realizados en los países de Europa del Este y, también, a partir de la década de 1980, nipoanimaciones.

Un Cinecito con «suerte»

Aunque el ICAIC destinó también al cine Pionero (antes cine Florencia) para programación infantil, junto al Cinecito; la ubicación más céntrica del segundo, unida a la tradición mantuvo siempre en la preferencia del público al segundo. Más, cuando la sala de la calle San Lázaro tuvo que cerrar sus puertas, consumida por la crisis económica que destruyó el cine en La Habana.

Por su parte, el Cinecito de San Rafael siguió funcionando de forma más o menos irregular y sorteó las crisis una y otra vez. Al ser el único dedicado a la programación infantil en la ciudad, hubo siempre algún interés institucional porque siguiera funcionando. Al día de hoy se puede afirmar con certeza, que es de esos lugares que forman parte indisoluble del patrimonio de la ciudad y el imaginario de sus habitantes… porque, ¿qué habanero, no estuvo alguna vez en el Cinecito?