La Quinta Carvajal era un palacio de veraneo, propiedad de los Marqueses de Pinar del Río y se encontraba en la calle Carvajal (que luego se llamó General Lee y hoy es 114) entre 41 y 43, Marianao, en las afueras de La Habana.

Construida en el año 1879, la Quinta Carvajal fue la residencia de verano de Leopoldo Carvajal Zardúa (de ahí lo de Quinta Carvajal), I Marqués de Pinar del Río y uno de los hombres más acaudalados de la colonia.

Leopoldo Carvajal Zardúa, I Marqués de Pinar del Río fue un hombre extremadamente influyente en su época: Dueño de dos de las más grandes fábricas de tabaco de la segunda mitad del XIX, fue presidente de la patronal de fabricantes de tabaco, coronel de milicias de La Habana y Senador del Reino. Por los servicios prestados a la Corona recibió la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y la Gran Cruz del Mérito Naval.

La Quinta Carvajal que a partir de 1911 se convirtiera en el Asilo Carvajal

De la Quinta Carvajal al Asilo Carvajal

Su palacio de verano, rodeado de jardines cupaba, aproximadamente una hectárea y además del monumental edificio principal de estilo ecléctico, contaba con una bella capilla de estilo neogótico, proyecto de Esteban Rodríguez Castell, y construida en 1924 por Morales y Compañía (cuando ya funcionaba en el lugar el llamado Asilo Carvajal).

En la antigua Quinta Carvajal abrió sus puertas el nuevo Asilo Carvajal el 2 de marzo de 1911.

La mansión colonial había sido donada para ese fin a la Congregación Hermanas de los Ancianos Desamparados por Manuel González Carvajal, Marqués de Avilés, en memoria de sus padres, los Marqueses de Pinar del Río.

Ampliada sustancialmente para su nuevo propósito la casa quinta, convertida en Asilo Carvajal, prestaría servicios de forma ininterrumpida alrededor de un siglo, hasta que, en el último decenio del XX, y a consecuencia de su avanzado deterioro, se decidió su clausura.

Comenzaría entonces un largo «canibalismo» de todo material constructivo aprovechable por parte de los vecinos colindantes que en 1997 provocó el colapso estructural de la antigua Quinta Carvajal y se saldó con varios muertos y decenas de heridos [1].

Tras el derrumbe parcial, las autoridades cubanas decidieron, a principios del 2000, demoler lo que quedaba del antiguo Asilo Carvajal; incluyendo la capilla de Rodríguez Castell, en la que ya se habían perdido los valiosos vitrales con motivos religiosos que una vez la decoraron.