En la entrada anterior presentamos la primera parte del triste caso del secuestro de la niña Zoila, hoy traemos su aterradora continuación.

Comienzan a perfilarse los culpables del secuestro de la niña Zoila

Las seguridades dadas al detective Valdés, por Jorge Cárdenas, le convencieron de la existencia de una conspiración en el caso.

El tal Cárdenas había quedado en que dentro de dos días le entregaría el collar de la niña Zoila, pero el plazo pasó y aquel no cumplió su promesa. Siguiendo su tapadera, de padre afligido, el detective trató de verlo, pero el escurridizo sujeto se le escondía.

Por otra parte, las autoridades mostraban una lentirud que hacía peligrar el éxito de las acciones ¡Valdés estaba convencido de que había que proceder ya contra el grupo de Cárdenas¡

Las detenciones

Finalmente, Valdés logró la aprobación para llevar al referido Jorge Cárdenas a la estación para ser interrogado. Durante la entrevista el sujeto mostró, todo el tiempo, dominio y control de si mismo, pero fue dejado preso, a la espera de la orden para practicar un registro en su casa, ya que levantó sospechas al negar haber visto en los días anteriores a Julián Amaro, el brujo jefe del pueblo del Gabriel.

El detective Valdés sabía, por sus años de experiencia en crímenes de este tipo, que cualquier demora podía echar por tierra una posible solución, pues los implicados podrían destruir las pruebas. Para evitar que algo si sucediese, mandó vigilar la casa de Jorge Cárdenas mientras éste se encontraba detenido.

Esta decisión puede haber sido decisiva para resolver el caso, ya que antes que llegasen a practicar el registro se vio salir, de la casa, a una mulata joven cargando un gran bulto. Este detalle permitió que no se enfriasen las pistas, pues pronto el registro practicado resultó infructuoso. Por ley debían dejar en paz a Cárdenas.

Sucede que mientras esto ocurría llegó la mulata joven, que en realidad se nombraba Micaela Romero y las autoridades comenzaron a presionarle para que les dijese qué era el bulto que había sacado de la casa y a dónde lo había llevado.

En un inicio, según el testimonio dado por el propio detective Valdés a la prensa, la muchacha intentó negarse, pero al ser informada que sería detenida y conducida a la estación, decidió colaborar, pues según refirió el bulto eran solo ropa para planchar.

El tenebroso hallazgo

Al llegar a la casa en cuestión, la dueña declaró que en efecto Micaela había estado hacia poco, con un bulto grande que dijo ser ropa para planchar, el cual había guardado en el cuarto contiguo.

La policía le ordenó a Micaela que fuese a buscar el alijo para ser registrado, aquella accedió y se dirigió al cuarto, donde al parecer trató de ganar tiempo o esconder pruebas, pero la policía la conminó a que saliese inmediatamente con el bulto.

El héroe del caso de la niña Zoila
Detective José Valdés

El alijo era voluminoso, y abultado, cubierto por una sábana blanca. La policía procedió a registrarlo en el acto, un guardia designado lo colocó en el suelo y comenzó a desatar los nudos, lo primero que encontró fue un papel periódico que envolvía algo, al abrirlo resultó ser ¡Un cráneo humano! Luego se descubrió también una tibia, habían más cosas, pero justo cuando la policía iba a continuar la dueña de la casa no pudo contenerse más y dirigiéndose a Micaela exclamó:

  • ¡Mulata del Diablo, me has metido al enemigo en mi casa!

Acto seguido le dio un síncope y cayó al suelo.

La policía cargó con el bulto, y las mujeres, para la estación, donde se terminó de practicar el registro, en el cual según el testimonio del detective Valdés:

Abierto por segunda vez el bulto, se encontraron, a más de los citados huesos, polvos de diferentes colores, raíces, cuernos, vidrios imitando piedras finas y otros atributos usados en la hechicería.

Inmediatamente se procedió a la detención de Jorge Cárdenas y Julián Amaro, lo cual resulta evidente el por qué. Lo que no le queda tan claro a este articulista es de donde salió la siguiente orden de detención, la cual fue emitida contra un sujeto nombrado Bocourt, conocido por el brujo de San Cristóbal.

El referido Bocourt jugaría un papel tenebrosamente importante en el desenlace de la historia, pero no hay explicación en el testimonio del detective Valdés acerca de cómo se llegó a su arresto, solo consigna que un tal Capitán Delgado ordenó dicha detención.

Los hallazgos de ese día y los hechos posteriores le helarian la sangre a los moradores de los alrededores ¿Eran los restos de la niña Zoila los encontrados? ¿Qué le había pasado? Estaban por descubrir, aterrados, que la realidad muchas veces supera la ficción.