El central Josefita, que después de 1959 fue rebautizado como central Manuel Isla, era un pequeño central azucarero ubicado en Nueva Paz, La Habana.

Se trataba de un central azucarero pequeño (el No. 141 del país por su capacidad de molienda de apenas 160 000 @ diarias) y con bajo rendimiento industrial, que empleaba unos 2000 trabajadores en tiempo de zafra. Se abastecía de la caña que sembraba en sus 38 caballerías de tierras propias, en las que, además, se cultivaba maíz, girasol, maní y tomates de exportación.

Era el central Josefita uno de los ingenios azucareros más antiguos del país y no se conoce el año exacto de su fundación. Se llamó primero «Santísima Trinidad», pero en 1860 se le cambió el nombre en honor a su propietaria, Doña Josefa Carbonell de García.

Central Josefita en 1913

Central Josefita, un ingenio con mala suerte

Tras la muerte de esta el central Josefita pasó a manos de sus herederos quienes lo mantuvieron hasta 1891 en que se lo vendieron a José Antonio Flores Estrada; quien en la década siguiente lo traspasó  a Santiago Bannatyne, el que, a su vez lo vendió al ciudadano italiano Stefano Calcavecchia en 1913.

Stefano Calcavecchia era un ingeniero siciliano graduado en Palermo y Lieja, quien vivía en La Habana desde 1905. En Cuba había fomentado un próspero negocio «Calcavecchia Aballí y Compañía» dedicado a la instalación total o parcial de centrales azucareros.

En medio del boom azucarero de las dos primeras décadas del siglo XX en la Isla, gracias a la compañía de Calcavecchia se construyeron total o parcialmente los centrales Oriente, Caracas, Fortuna, Sofía, San Pedro, Abela, Fidencia, Unión, Gómez Mena, Fe, además del Josefita, el cual modernizó una vez que lo adquirió.

Según la abundante bibliografía azucarera existente, bajo la administración de Stefano Calcavecchia en 1913 el central Josefita produjo 88 000 sacos de azúcar de 325 libras, con una maquinaria compuesta por un basculador sistema Arango. Este era seguido por una desmenuzadora; un juego de tres trapiches; 30 defecadoras de 400 y 500 galones de cabida; dos evaporadores de triple efecto con 8 000 pies de superficie calórica; cuatro tachos de punto: uno de 125, 2 de 100 y uno de 75, haciendo un total de 400 sacos de cabida; 16 cristalizadores abiertos; 26 centrífugas y una batería de calderas con 2 400 caballos, compuesta de ocho multitubulares en cuatro hornos.

Calcavecchia arrendaría el central Josefita al español Ricardo Martínez Martínez, quien finalmente se lo adjudicaría tras el crack bancario de 1921.

La historia de Ricardo Martínez es muy interesante, pues comenzó como propietario de una pequeña tienda de víveres en el batey del central Esperanza y se hizo rico gracias a las relaciones de negocios que siempre mantuvo con el célebre bandido Manuel García, conocido como el Rey de los Campos de Cuba.

Sin embargo, una vez adquirido el central Josefita, la suerte que siempre había acompañado a Ricardo Martínez pareció abandonarle: El ciclón del 26 provocó enormes daños en el ingenio y tres lustros más tarde, en 1940 un tremendo incendio lo destruyó casi por completo. Eso, sin contar que se mantuvo sin moler por varias zafras entres 1931 y 1935.

Aún así, contra viento y marea, el español Ricardo Martínez mantuvo la propiedad del central Josefita hasta su nacionalización después de 1959, aunque debido a su avanzada edad delegara su administración en José Manuel Martínez Rivera y en su yerno, el Dr. José Figarola Infante.

Como era común en muchos centrales de la época, el central Josefita no tenía «cañas de la administración» sino que arrendaba sus tierras a colonos que sembraban caña y la llevaban al central en carretas. Debido a la baja productividad de este sistema había estado ensayando en sus últimos año el tiro de caña por camiones, pues no poseía red ferroviaria.

Ruinas de central Manuel Isla, antiguo central Josefita
Ruinas de central Manuel Isla, antiguo central Josefita

Tras la Revolución Cubana de 1959 el central Josefita fue nacionalizado por el nuevo gobierno que lo renombró como central Manuel Isla Pérez.

La capacidad instalada a finales de los años 90 era de 180 000 @ diarias, aunque por diferentes causas en sus últimos años ni se acercaba a esta cantidad. El 30 % de la caña se cosechaba entonces de forma mecanizada y se procesaba en tres centros de acopio y beneficio.

En medio de la reestructuración de la industria azucarera cubana, conocida como Tarea Álvaro Reynoso, el central Manuel Isla fue paralizado y posteriormente demolido.