La antigua mansión de aspecto neoclásico que perteneciera al licenciado Julio Valdés Infante ocupaba el No. 125 (antiguo) de la Calzada Real (hoy Avenida 51), entre las actuales calles 122 y 124 en Mariano.
Allí, el 23 de septiembre, con la mediación de Alfredo Zayas Alfonso y la anuencia del Secretario de Estado norteamericano William Taft, se reunieron los líderes del Partido Liberal en armas con los «moderados» del presidente Tomás Estrada Palma para tratar de llegar a un acuerdo que evitara una segunda intervención de los Estados Unidos.
Casa de Julio Valdés Infante, de la historia al inquilinato
Ya en ese momento había sido asesinado alevosamente el general Quintín Bandera y se había peoducido el sangriento combate del Wajay, en el que las tropas del Gobierno al mando del general Alejandro Rodríguez se habían llevado la peor parte.
Estrada Palma se negó a aceptar cualquier compromiso y con su renuncia y la de todos sus secretarios forzó la Segunda Intervención Norteamericana que se prolongó hasta 1909.
Que se escogiera la casa de Julio Valdés Infante para tan importante encuentro no fue causa del azar, pues Valdés Infante era en ese momento uma figura muy respetada y de mucho peso político en Marianao y lo continuó siendo durante los primeros años de la República.
Con el paso de los años la casona, debido a su privilegiada posición fue subdividida y tuvo los más diversos usos: allí radicaron bufetes de abogados, gabinetes dentales, consultorios médicos, laboratorios, notarías y radicó el Registro de la Propiedad.
Desafortunadamente, en la década del 50, cuando se decidió la ampliación de la congestionada Avenida 51, su espléndido portal corrido de columnas dóricas, coronado con una singular y larga balaustrada fue demolido, quedando la mansión prácticamente irreconocible.
Caería entonces la casona de Julio Valdés Infante en una larga decadencia que la llevaría a convertirse en casa de inquilinato familiar desde la década de 1960, lo que multiplicó las intervenciones y modificaciones que poco a poco le hicieron perder los valores arquitectónicos que le quedaban.
que triste, gracias por los datos