Entre los grandes actores cubanos de todos los tiempos, figura por derecho propio Mario Balmaseda; no sólo por su brillante carrera en el teatro, el cine y la televisión, sino también por la impronta de los personajes a los que dio vida y la importancia de las producciones en las que participó, muchas de las cuales se consideran clásicos dentro de la historia del audiovisual cubano.
Mario Federico Balmaseda Maurisco nació en La Habana el 19 de enero de 1941. Desde niño mantuvo un vínculo muy cercano con el arte pues su madre trabajaba como demaclamadora en el famosos Circo Santos y Artigas.
Su familia era de clase media y Mario Balmaseda pudo concentrarse en sus estudios, primero en una academia militar y luego en la Escuela de Artes y Oficios. Sin embargo, su verdadera pasión por la farándula lo llevaría a trabajar (aunque no como artista) en el famoso Cabaret Montmartre.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959 se puso al servicio del nuevo Gobierno – aún cuando toda su familia, descontenta con el giro a la izquierda abandonara el país – y se convirtió en jefe de una unidad de milicias en la que se encontraban integradas algunas estrellas del momento como Raquel Revuelta, Aurorita Basnuevo y Mario Limonta.
Las relaciones que con ellos forjó lo colocaron en el camino, pero aún transcurriría una década antes de que Mario Balmaseda comenzara a vivir el sueño:
Su largo andar como actor comenzaría como aficionado en la Brigada de Teatro Obrero – Campesina. De allí pasaría a Teatro Ocuje, donde coincidiría con Omar Valdés, Tito Junco, Daysi Granados, Samuel Claxton y Miguel Benavides.
Mario Balmaseda del teatro al cine y la televisión
Mas, si bien el teatro, como casi siempre sucede, fue la mejor escuela – para verlo en su grandeza, basta su monumental «Andoba» – serían la televisión y, sobre todo, el cine, los que convertirían a Mario Balmaseda en una celebridad.
En la pantalla chica protagonizaría series inolvidables como «Aventuras de Juan Quinquín», «La gran rebelión» o «En silencio ha tenido que ser»; mientras que en la sala oscura brillaría en clásicos del séptimo arte de la Isla como «De cierta manera», «En 3 y 2» o «Baraguá».
Imprescindible si se quiere hacer la historia del cine y la televisión en Cuba, Mario Balmaseda pasó, sin embargo, los últimos años de su vida retirado de la actividad profesional por cuestiones de salud.
En 2021 le fue reconocida su exitosa carrera profesional con el Premio Nacional de Cine. Ya antes había sido distinguido con el Premio Nacional de Teatro (2006) y el Premio Nacional de Televisión (2019); único cubano en ostentar los tres galardones.
Mario Balmaseda falleció en La Habana el 8 de octubre de 2022. Por decisión de las autoridades del país sus honras fúnebres se efectuaron en el Teatro Nacional de Cuba, donde el pueblo cubano le pudo brindar un último homenaje.
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