José Martí murió en una escaramuza militar sin importancia estratégica, sería su muerte, en la zona conocida como Dos Ríos por la confluencia del Río Cauto y el Contramaestre, la que le daría trascendencia histórica a la acción militar. A su lado el teniente Ángel de la Guardia, su ayudante, no pudo hacer nada por rescatar su cuerpo que cayó en manos enemigas. Este es un breve resumen de lo sucedido con los restos mortales del Apóstol de la independencia de Cuba.

El nubarrón imberbe

Apenas unos meses llevaba José Martí en la tierra por la cual dio su vida. Se encontraba ensimismado con sus apuntes de campaña en el campamento mambí cuando unos disparos pusieron a la tropa en alerta. Se dirigió sobre su caballo Baconao hacia el campo de batalla. Sería su primera y última acción de guerra. El golpe sería irreversible para la libertad, pero sobretodo para la independencia de Cuba. Aquel 19 de mayo de 1895, al mediodía, le interceptaron varias balas, se dice que no todas eran disparadas por manos españolas, y en medio del ajetreo un práctico le reconoció.

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Ruta del Cuerpo de Martí. Tomado del Atlas Histórico Biográfico de José Martí 1983.

Tras identificar el cuerpo las tropas españolas se retiraron aprovechando que aún los mambises cubanos no sabían la fatídica noticia. El ayudante de Martí llegó ante Máximo Gómez y le transmitió lo sucedido. El Delegado del Partido Revolucionario Cubano se hallaba herido y en paradero desconocido. Acto seguido se lanzó el veterano General a por noticias de José Martí. No pudo dar alcance a la columna del Coronel Sandoval en su desesperado intento pero no cejaría en el empeño de encontrar a Martí, vivo o muerto.

Remanganaguas, lecho cubano

Desde España se produce un estallido de júbilo, la Reina regente felicita vía telegrama al coronel Ximénez de Sandoval. El General Salcedo, jefe militar de la Plaza de Santiago, solicita que el cuerpo de Martí sea trasladado con urgencia a la capital de la provincia oriental para ser enterrado «con el respeto que merece todo muerto cristiano«. En realidad la exhibición del cuerpo, sostienen los dirigentes, hará mella en los ánimos mambises y la desmoralización se expandirá como un nube de polvo apesumbrado sobre las huestes recién alzadas en armas.

Obelisco en Dos Ríos donde cayó José Martí en 1895
Obelisco en Dos Ríos donde cayó José Martí en 1895


Mientras tanto Gómez persigue el rastro de las tropas españolas, sin saber si está herido o muerto, hasta que consigue saber a través de Modesta Oliva que su amigo Martí ha muerto. La mujer tiene una pequeña bodega cercana a Remanganaguas por donde ha pasado la columna de Ximénez de Sandoval con destino a la finca Demajagual y observa el cuerpo sin vida del Apóstol.

Es en esa localidad donde los restos del Apóstol son inhumados por primera vez. En la tierra viva y casi desnudo, cubierto solo con los pantalones. Encima de su cadáver colocan los restos de un soldado o sargento español muerto también en Dos Ríos. Son las tres de la tarde del 20 de mayo.

Ciro Bianchi. Contar a Cuba una historia diferente. página 51


A Remanganaguas llega el doctor Pablo Valencia, en el camino se ha cruzado con la tropa de Sandoval y le ha indicado que se encuentra en misión enviado por el General Salcedo para preparar el distinguido cuerpo. Una vez en el sitio que ha sido enterrado Martí no le dejan acceder a los restos del prócer los hombres apostados en la zona.

Envía a su ayudante a buscar una autorización de Sandoval, una vez obtenida regresa a Remanganaguas con la precaución de esconder el papel en sus botas. En el camino lo intercepta una pequeña compañía de mambises, se quedan con su caballo y le dejan avanzar, pierden los rebeldes la posibilidad de recobrar el cuerpo de Martí.

Los restos del cubano más universal

Comienza a media tarde del 23 de mayo el proceso de embalsamamiento de los restos del Apóstol. Apunta las características que tiene como referencia para la identificación, sorprende que mencione: un bigote fino y poco poblado, marcas en la pierna derecha de haber llevado grillete y el dato, tan mencionado, Martí tenía un solo testículo.


De todo esto el bigote fue mencionado alguna vez pero nunca se le dio demasiada veracidad, pero Martí anotó en su diario que había acudido dos veces al barbero en apenas tres días antes de embarcar hacia Cuba. Siendo el Apóstol tan ahorrativo, es de suponer, como apuntan varias hipótesis, que con el fin de burlar a los espías españoles el cubano se afeitase el rasgo más característico de su anatomía facial.


Gracias a la investigación de Rolando Rodríguez para su libro Dos Ríos: a caballo y con el sol en la frente, salió a la luz parte de estos hechos referentes a la autopsia de los restos mortales de José Martí que se mantenían en los archivos españoles.


Una vez finalizado el embalsamamiento se procedió al traslado. Una columna de casi 600 hombres sería la encargada de velar de la preciada carga. El hostigamiento de la tropa de Quintín Banderas fue constante, Estrada Palma no tendría en cuenta el ímpetu del veterano mambí cuando le mandó a machetear años después, pero insuficiente. La tropa consiguió embarcarse en San Luis rumbo a Santiago de Cuba, el cuerpo iba custodiado por ochenta hombres en el vagón especial destinado para la misión.

Antigua tumba de José Martí de 1907 a 1951
Antigua tumba de José Martí de 1907 a 1951

Funeral honorable y eterna vigilia

Directamente trasladado a la Necrópolis de Santa Ifigenia, necrópolis de la ciudad, se procedió a realizar una rápida ceremonia con la presencia de los máximos representantes del poder civil y militar de la ciudad. Las exequias estaban reciamente protegidas, se temía que los insurgentes realizasen un asalto desesperado para recuperar el cuerpo.

Urna con los restos de José Martí, 1951
Urna con los restos de José Martí, 1951

No sucedió, en cambio, se le permitió a dos cubanos identificar el cuerpo del Apóstol. Antonio Bravo Correoso y Joaquín Castillo Duany dieron la certificación de que aquel hombre era José Julián Martí y Pérez, no había dudas, el Capitán español Enrique Ubieta se ofreció a pagar el nicho si fuese necesario hacerlo. El ayuntamiento cedió sin coste alguno el espacio, curiosamente cercano al de Carlos Manuel de Céspedes.

Sobre las palabras que se dijeron esa tarde Ciro Bianchi aclara:

El coronel Ximénez de Sandoval preguntó en dos ocasiones si había entre los presentes algún amigo, pariente o conocido de Martí que quisiese despedir el duelo. Como nadie aceptó la encomienda, el militar español asumió la tarea. Fue breve. Suplicó a los presentes que no viesen en Martí al enemigo, sino el cadáver “del hombre que las luchas de la política colocaron ante los soldados españoles”

Aporta el contexto el incansable historiador y periodista. La condición de masón, que compartía con Martí, quizás era la causa por la cual fue tan respetuoso con el cuerpo y con la memoria del hombre al que había combatido. Con posterioridad el coronel, en carta citada también por Bianchi resume el hecho desde su perspectiva.


“La acción de Dos Ríos es un hecho de mi historia militar, en la que halló muerte gloriosa aquel genio… Su arrojo y valentía, así como el entusiasmo de sus ideales, le colocaron frente a mis soldados y más cerca de las bayonetas de lo que su elevada jerarquía correspondiera; pues no debió nunca a exponerse a perder la vida de aquel modo, por su representación en la causa cubana, por los que de él dependían y por la significación y alto puesto que ocupaba como primer magistrado de un pueblo que luchaba por su independencia”.

Carta de Ximénez de Sandoval al Capitán Enrique Ubieta en 1911.

Aquí yace José Martí

En aquel humilde nicho reposarían los restos de Martí hasta que en 1907 se le diese un reposo más acorde con la importancia capital de su figura. El pequeño mausoleo recuerda al Templete habanero por su estilo jónico y se erigió en la misma zona que ocupaba anteriormente el nicho.


En 1951 en vísperas del centenario del Apóstol se trasladaron sus restos al panteón donde hoy descansan. Se hizo un acto multitudinario como se observa en las imágenes, se desplazaron eminentes figuras de la política y las letras a Santiago de Cuba y se llevaron los restos mortales del Héroe Nacional de Cuba desde el Palacio de Gobierno hasta el Mausoleo que lo acoge para la posteridad.

Obelisco de Dos Ríos

El General Máximo Gómez encargó a sus hombres recoger piedras del Río Contramaestre al pasar por el lugar a rendir homenaje en 1896. Un campesino de la zona ya había señalizado con una cruz el sitio, los hombres del Generalísimo procedieron a erigir un pequeño monolito colocando las piedras una encima de la otra. Antes Enrique Loynaz del Castillo había ido a la zona para identificar el lugar con exactitud gracias a los campesinos de la zona.

Todo cubano que ame a su patria y sepa respetar la memoria de Martí, debe dejar siempre que por aquí pase una piedra en este Monumento

Frase del general Gómez sobre el sitio donde cayó en combate josé martí

Años después por suscripción popular se erigió el sencillo obelisco que aún se conserva. Para su base se usaron algunas de las piedras depositadas por la tropa de Gómez. En la actualidad pertenece al municipio de Jiguaní, provincia de Granma, ubicado en el kilómetro 21 de la carretera Jiguaní-San Germán que bordea el cauce del cercano Contramaestre.