El hotel Cervantes fue uno de los más importantes de los que existieron en Surgidero de Batabanó durante la República.
Fue construido en 1915 y se trataba de una edificación de cuatro pisos de mampostería, con balcones a la calle y elevador, muy confortable para los estándares de su época y debió parecer imponente dentro del entorno de un pueblo pequeño y pobre como Surgidero.
En el primer piso del hotel Cervantes se ubicaban el lobby, el bar, la cocina y un restaurante con 40 mesas; los niveles intermedios se dedicaban al hospedaje con 66 habitaciones, 24 matrimoniales y 42 sencillas; por último el cuarto piso estaba destinado al roof garden con un segundo bar y restaurante de otras 40 mesas y escenario para espectáculos que funcionaba los fines de semana para los huéspedes.
Hotel Cervantes… auge y fin de un hotel con orquesta
El hotel Cervantes poseía, además, su propia orquesta para amenizar las veladas y aunque tras el auge inicial el turismo decayó en los últimos años de la República y luego casi desapareció con el nuevo gobierno, ante la competencia de otros destinos como Varadero, por su escenario pasaron figuras de la talla de Benny Moré, Roberto Faz, Barbarito Diez y la Orquesta Aragón. Entre los huéspedes más habituales y distinguidos se contaba también el escritor norteamericano Ernest Hemingway, quien cada vez que visitaba Surgidero se quedaba en la habitación 32.
Como detalle curioso el hotel poseía un gran mosaico con la imagen de Miguel de Cervantes (al que debía su nombre) formado por las losas del piso del bar. Este mosaico se mantuvo intacto hasta el momento en que fue demolido el inmueble y después no se supo más de él, por lo que se presume fue destruido junto con el resto del edificio.
El Hotel Cervantes fue, junto al Dos Hermanos, de lo más elegante de Batabanó
La existencia del hotel Cervantes se justificaba, al igual que otros establecimientos de la zona como el Dos Hermanos, porque Surgidero era el puerto por donde se desplazaba todo el tráfico entre Isla de Pinos y Cuba y en los albores del siglo XX los baños medicinales de la primera estaban muy de moda y eran un importante destino turístico, del que se aprovechaban el Cervantes y otros establecimientos como alojamientos de paso.
Sin embargo, tras el triunfo revolucionario del 1ro de enero de 1959 el hotel fue nacionalizado y el turismo internacional desapareció casi por completo a lo que se sumó que el nacional no estaba para nada interesado en Surgidero, por lo que poco a poco el edificio se fue deteriorando y se convirtió en casa de vivienda lo que aceleró su proceso de destrucción.
Debido al carácter cenagoso del terreno sobre el que se construyó el edificio este se fue hundiendo hacia atrás hasta alcanzar una inclinación de casi un metro. Por esta razón en 1989 se ordenó su desahucio y poco después fue demolido.
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