El Edificio Balaguer, Palacio Balaguer o Palacio de Balaguer, se encuentra ubicado en la manzana conformada por las calles Ánimas, Zulueta, Neptuno y Monserrate; detrás del Museo de Bellas Artes.

El Edificio Balaguer

Las viviendas que forman la base del inmueble se construyeron alrededor de 1873 y fueron integradas en un sólo edificio en 1916 para que funcionaran como una gran casa de huéspedes.

Destaca eL Edificio Balaguer por su extensa columnata de puntal altísimo, que hace parecer minúsculo al segundo nivel.

El entresuelo aparece reflejado en la fachada retirada con pequeños balcones individuales; a la vez que la decoración externa resulta muy sencilla, basada exclusivamente en pilastras adosadas a las altas columnas del portal y los paramentos entre las ventanas del nivel superior.

Sobre las ventanas del piso superior se encuentran pequeños pretiles sostenidos por ménsulas a modo de guardapolvos.

Al nivel del techo se encuentran una cornisa y un pretil corrido que coronan todo el perímetro del inmueble. El primero y segundo nivel se encuentran, a su vez, claramente delimitados por un balcón corrido.

En la actualidad el edificio, con una superpoblación evidente, se encuentra ocupado por viviendas particulares.

Como consecuencia del cambio de uso, de comercial a residencial, la fachada del primer nivel ha resultado muy modificada en comparación con los cambios mínimos sufridos en la planta alta y el entrepiso.

Edificio Balaguer en la década de 1950
El Edificio Balaguer en la década de 1950 (se puede observar la animada actividad comercial en sus portales)

La entrada principal del Edificio Balaguer se encuentra por la calle Ánimas No. 7 y es fácilmente identificable por el elegante pórtico decorado con motivos del renacimiento español, que rodea una puerta de madera tachonada con dos grandes hojas, sobre las que se abren portezuelas más pequeñas para permitir el paso.

Edificio Balaguer en Calle Ánimas
Entrada principal del Edificio Balaguer en la calle Ánimas, No. 7

El rótulo «Edificio Balaguer» precede la entrada y puede ser fácilmente leído desde la calle.

Aunque el estado del inmueble dista de ser ruinoso, sí presenta un avanzado deterioro, debido al paso inexorable del tiempo, la tugurización y la falta de mantenimiento.