Si yo le digo el nombre de «Clara Romero» usted seguramente no sepa de quién le hablo, pero gracias a ella, a seis cuerdas y a mucha dedicación la familia Nicola-Romero se convirtió en una institución en el ambiente musical cubano. Isaac Nicola perfeccionó el método de estudio de la guitarra que aún hoy es usado en las Escuelas de Arte de Cuba y su hijo Noel Nicola fue miembro fundador, además de primer presidente, del movimiento de la Nueva Trova.
Pero no queremos hablar de estos dos eminentes músicos y figuras del arte del país, hablaremos de Clara Amalia Romero, madre de Isaac y figura capital del estudio del instrumento en el país. Pedagoga que se antoja imprescindible para entender la evolución de este instrumento en el contexto musical cubano del siglo XX.
Clara nació el 6 de enero de 1888 en La Habana y al fallecer en 1951 había acumulado méritos suficientes para merecer la Orden Nacional al Mérito “Carlos Manuel de Céspedes” en el grado de Caballero.
Estudió música desde muy temprana edad y se graduó de estudios musicales en el Conservatorio del Liceo de Barcelona, en España. En la tierra de sus padres recibió clases del eminente guitarrista malagueño Nicolás Prats, innovador del flamenco de la época. A su regreso a Cuba se puso a las órdenes de Félix Guerrero, estos estudios consolidaron sus conocimientos de las raíces de la guitarra folklórica española.
A finales de la década de 1910 empieza a dar clases en el Conservatorio Municipal de Música de La Habana (hoy Conservatorio Amadeo Roldán) donde inició a varios de sus hijos en el estudio de la guitarra.
Con muchos esfuerzos, logro que se creara la primera plaza de profesora de guitarra en 1931, en el Conservatorio Municipal. Asume la cátedra , y al ser reorganizada en 1934 bajo la dirección del propio Amadeo Roldán, vuelve a obtenerla por oposición y la mantiene hasta su deceso.
Tras pasar por el Conservatorio Municipal continuó su labor renovadora del estudio del instrumento en la prominente Sociedad Pro-Arte Musical, institución fundamental en la iniciación artística de la época (aquí se inició en el ballet la «prima ballerina» Alicia Alonso), que estaba incorporada al Conservatorio Tárrega.
En la Sociedad Pro-Arte Musical organizó una escuela de guitarra y celebró varios festivales, creó la Sociedad Guitarrística de Cuba (1939), la revista Guitarra y la primera orquesta de guitarras de Cuba.
EL objetivo de dicha sociedad guitarrística era:
“sacudir del letargo en que parecían yacer los más llamados a aunar y encauzar los entusiasmos y esfuerzos en pro de la guitarra, es decir, los guitarristas”
Pedreira, Martín. Historia de la Guitarra. Selección de lecturas. La Habana, Ediciones Museo de la Música, 2016, pp. 172-226.
La idea era contribuir al desarrollo del instrumento de todos los modos posibles, extender su estudio y establecer su aptitud de concierto, para lo cual se tenía la revista Guitarra (1940-1945) en tanto medio difusor. El auspicio de esta organización permitió concentrar el clima de la guitarra clásica y potenciar su popularidad, para ello:
“ se impartieron cursos, conferencias sobre personalidades históricas del instrumento, homenajes a los grandes guitarristas y conciertos de grandes exponentes de la época” (entre ellos Segovia, Sainz de la Maza y algunos cubanos como el propio Isaac Nicola, José Rey de la Torre, Deborah Cabrera, Emilia Lufriú, María de León, María Emma Botet, Turibio Martínez).
Pedreira, Martín. Historia de la Guitarra. Selección de lecturas. La Habana, Ediciones Museo de la Música, 2016, pp. 172-226.
Clara Romero y su labor pedagógica
En 1936 dio su último concierto público como concertista, curiosamente la acompañaba su hijo Isaac Nicola, quien ocuparía su cátedra en el Conservatorio Municipal en 1951. Pese a no ser la base de su obra, más enfocada a la labor académica y pedagógica, tuvo buenas acogidas en sus presentaciones como solista, denotando sus vastos conocimientos del instrumento.
Se destacó por combinar los estudios de las obras clásicas al tiempo que acercaba a sus alumnos a ritmos más populares, con sonoridades criollas y latinoamericanas, aprovechando el gran arraigo de este instrumento en el panorama muscial cubano.
Junto a Issac Nicola elaboró un programa para la formación de profesores que incluye disciplinas como Historia de la Música, Música de Cámara, Conjuntos de Cámara, Conjuntos de Música Popular, Guitarra Folclórica y Guitarra de Orquesta.
Es recordada por la labor pedagógica, sus cursos y el ímpetu renovador desde el que afrontó y ayudó a fundar la Escuela Cubana de Guitarra.
En Fotos de La Habana no pretendemos otra cosa que salvaguardar la memoria colectiva de una ciudad monumental que es columna vertebral del país, pero sin olvidar que esa ciudad y ese país están hechos sobre todo de hombres y mujeres. El término habitual sería: hombres y mujeres de a pie. Aquellos que no tienen calles a su nombre, ni mayores distinciones que la imagen generosa que cargan en su memoria quienes le conocieron en vida.
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