El antiguo cine Luyanó se encontraba ubicado en la calzada del mismo nombre, entre las calles Manuel Pruna y Rosa Enríquez, en el barrio de Luyanó, y era uno de los cuatro existentes en esa avenida, junto al Norma, el Atlas y el Dora.

Era el cine Luyanó una típica sala de barrio en la que podían encontrar acomodo hasta 1200 espectadores en dos niveles y, como resultaba común en los cines habaneros construidos antes de 1950, se priorizaba el aforo sobre la comodidad de los clientes como fórmula para maximizar la ganancia manteniendo precios de entrada competitivos.

Construido ssobre una parcela medianera, el cine Luyanó no tenía, sin embargo, estructuras adosadas a sus paredes laterales, lo que le permitía tener las salidas de emergencia reglamentarias en estos muros, comunicadas con la calzada de Luyanó a través de sendos pasillos.

La característica más notable del cine Luyanó, y la que al día de hoy sigue llamando la atención de los transeúntes, a pesar de su parcial colapso, era su techo elíptico cubierto de tejas metálicas, único entre los más de cien cines que cada día abrían sus puertas en La Habana de los años 50.

Resultaba muy llamativa también la fachada, pues toda la pared del frontis, desde la amplia marquesina volada hasta la elíptica cubierta, estaba construida con bloques de cristal que reflejaban los caprichosos juegos de luces instalados para atraer a los clientes.

Cine Luyanó, de la sala oscura al colchón

Los cines de la Calzada de Luyanó (con la excepción del Atlas) estuvieron entre los primeros que cerraron en La Habana cuando la crisis de los 90, el llamado Período Especial, destruyó la economía cubana; y el cine Luyanó no escapó de ese destino.

Desde entonces la que fuera una atractiva sala cinematográfica de barrio tuvo los más diversos usos, hasta que en ella se estableció un dojo para la enseñanza de las artes marciales, una función que ha mantenido por mucho tiempo.

Con el paso de los años, y como consecuencia de la falta de mantenimiento e inversión, colapsó parte del techo, que resultó aún más dañado por el fuerte tornado que afectó La Habana, y en particular el barrio de Luyanó, el 27 de enero de 2019.