Considerado como uno de los grandes bailarines de todos los tiempos, Carlos Acosta es una institución en Cuba y el extranjero, y uno de los artistas que más alto ha puesto el nombre del ballet en la Isla desde la gloria de Alicia Alonso.

Carlos Acosta Hernández, nació el 2 de junio de 1973 en el humilde barrio de Los Pinos en las afueras de La Habana.

Inquieto y díscolo, fue Carlos Acosta un niño problemático que se mezclaba con malas compañías y rechazaba la escuela. Quería ser futbolista, pero sus padres lo matricularon contra su voluntad en la Escuela de Ballet de L y 19, como una forma de alejarlo del bajo mundo que amenazaba con perderlo.

En un barrio popular eso de que un hombre practicara ballet no era muy bien visto, y más de una vez Carlos Acosta se vio obligado a enredarse a trompadas con los muchachos que se burlaban de él; situación que empeoró cuando su padre cayó preso, su madre sufrió un accidente cerebral y quedó al cuidado de sus hermanas.

Libre de vigilancia comenzó a faltar a la escuela y cometer indisciplinas. Soñaba con ser futbolista y la mejor forma que encontraba para rebelarse contra el ballet que aborrecía era no asistir a los espectáculos en los que tenía que actuar. Al final se hartaron de él y lo dejaron en la calle.

Por suerte, su padre nunca se rindió con él y tras mucho rogar en la escuela de arte de Pinar del Río, le dejaron terminar el nivel elemental.

En Pinar del Río, Carlos Acosta creció como persona gracias al esmero de sus profesores – o quizás porque al fin pudo alejarse de las malas compañías que lo arrastraban al fondo – y comenzó a valorar y amar al ballet.

Al regresar a La Habana era otro. Fue directo a la escuela de L y 19 a realizar el pase de nivel y lo venció con 100 puntos, una nota pocas veces otorgada en ese lugar. El muchachón que poco antes había sido expulsado y casi se había perdido en el ballet y en la vida, retornaba al redil para convertirse en estrella.

Carlos Acosta durante una presentación en Santiago de Chile
Carlos Acosta durante una presentación en Santiago de Chile

Carlos Acosta en el camino a las estrellas

Con sólo 16 años fue escogido para un intercambio con el Ballet del Teatro Nuovo de Turín, Italia y un nuevo universo se abrió ante sus ojos.

De allí pasaría a Inglaterra y luego al Houston Ballet de Estados Unidos, triunfando en todos los escenarios en los que se presentó.

Sería, sin embargo, en el Royal Ballet de Londres donde Carlos Acosta sentaría cátedra y alcanzaría una gloria sólo comparable con la de la legendaria Alicia Alonso.

Tan grande sería la huella del cubano en Inglaterra que en 2014 recibiría de manos de la Reina Isabel II la medalla de Comendador de la Excelentísima Orden del Imperio Británico.

Tras su retiro al año siguiente, Carlos Acosta, se consagró a devolver su talento a las nuevas generaciones de bailarines.

Así fundaría en 2016 la Compañía Acosta Danza, con una línea artística en la que se mezcla el baile contemporáneo junto con el ballet clásico, las tradiciones folklóricas cubanas y los bailes urbanos.

«Mientras vas creciendo y envejeciendo te vas alejando cada vez más de roles en los cuales interpretas papeles de 17 años como Romeo o de ese tipo, entonces el curso natural de un bailarín clásico es hacia una danza como la contemporánea que te da más libertades, incluso capacidad de explorar otras avenidas como colaboraciones con otros ccoreógrafos».

Entrevista con Carlos Acosta
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