El pequeño pueblo de Bainoa en la provincia de Mayabeque es una de esas localidades aisladas que han ganado fama por la ocurrencia de algunos hechos extraordinarios; en su caso específico, dos: la existencia de un célebre burro y las bajísimas temperaturas que convierten al lugar en el «congelador» de Cuba.
En la llanura Habana – Matanzas, el pueblo de Bainoa se encuentra a unos 8 km al sur de Jaruco, la cabecera municipal.
Bainoa breve historia de un pueblo frío
Según cuenta la historia, Bainoa se estableció en 1795 en el hato San Lorenzo de Bainoa, perteneciente a Don Diego de Soto, y alcanzó cierta prosperidad porque se encontraba a la vera del camino real que comunicaba las ciudades de La Habana y Matanzas.
Desde el principio sus vecinos vivieron de la agricultura, aunque siempre existió una pequeña actividad comercial y de servicios, asociada al movimiento de viajeros entre La Habana y Matanzas, sobre todo después de que se extendieran los caminos de hierro y el pueblo se convirtiera en un importante nudo ferroviario.
En 1803 se construyó la Iglesia y en 1879 se le concedió su propio ayuntamiento, que desapareció 21 años después, durante la ocupación norteamericana, cuando Bainoa pasó a ser un barrio del municipio Aguacate.
Al desaparecer también el término de Aguacate tras la DPA de 1976, Bainoa regresó a depender administrativamente del municipio Jaruco.
El burro de Bainoa
Además de ser reconocida como la localidad donde más fuerte chifla el mono en Cuba, Bainoa es famosa también por su célebre burro, uno de los dos que, junto al de Mayabe, han quedado grabado en el imaginario popular.
A diferencia del origen de la fama del Burro de Mayabe que está muy claro por su propensión a la curda, la leyenda del Burro de Bainoa se pierde en el tiempo y existen varias versiones que difieren por completo:
Afirman algunos que el Burro de Bainoa apareció un día en el pueblo y comenzó a deambular por sus calles, nunca tuvo dueño y era como un habitante más. Los vecinos, a los que se acercaba mansamente, le daban agua y comida y poco a poco le fueron cogiendo cariño hasta que se convirtió en un símbolo de la localidad.
Otros aseguran que nunca existió ningún animal, al menos de cuatro patas, y que el «Burro» fue en realidad el apodo de un estibador de la estación de ferrocarriles, poseedor de una fuerza descomunal, que acarreaba sobre sus espaldas enorme barriles de manteca sin doblarse jamás; o un ricachón excéntrico que apostaba en la valla de gallos del pueblo y encendía los tabacos con billetes de 10 y 20 pesos, lo que, para el campo cubano, donde la gente trabajaba por centavos, cuando tenía la suerte de tener trabajo, no podía ser otra cosa que una burrada.
Sin embargo, la versión más aceptada de la leyenda del Burro de Bainoa, es mucho menos espectacular o fantasiosa.
Investigacionesrealizadas en el luseo local indican que se originó en los andenes de la estación de trenes, en el que un comerciante local de apellido Alentado poseía un equino de tamaño y fuerza mayor que los otros que prestaban el servicio de traslado de mercancías. Este burro no tardó, para desagrado de la competencia, en ser el preferido de los que precisaban mover sus cargas y terminó singularizando en su recio lomo a todos los burros del poblado de Bainoa.
¿Por qué es tan fría Bainoa?
Existe en Bainoa una estación meteorológica que históricamente ha reportado las temperaturas más frías del país, lo que ha convertido en recurrente la interrogante sobre por qué, precisamente, ese lugar en la llanura Habana – Matanzas resulta el «congelador» de Cuba.
En un país tropical, donde sus habitantes están acostumbrados a temperaturas de sofoco, parece ciencia ficción que exista una localidad en la que no resulte raro que el termómetro en invierno se acerque al punto de congelación y la hierba amanezca cubierta de escarcha.
La explicación de ese microclima tan extremo radica, según el Instituto de Meteorología (INSMET) en la topografía del lugar y las características de sus suelos:
El aire frío que se desplaza desee la península de la Florida llega y se «estanca», «atrapado» entre las lomas que rodean Bainoa por el sur, el este y el oeste; mientras, el suelo ferralítico, rojo y compactado, con un alto nivel de arcilla, posee todas las condiciones para enfriarse de forma acelerada.
En la llanura Habana – Matanzas se dan, además, todas las condiciones para que se produzca lo que se conoce como «efecto de continentalidad» – raro en Cuba, al ser una isla larga y estrecha – que provoca el descenso de las temperaturas (sobre todo las nocturnas) en las zonas alejadas de las costas.
Los mínimos registrados en Bainoa van desde los 3.5 grados Celsius registrados el 11 de febrero del año 2000 hasta los !0.6! que marcaron los termómetros en la madrugada del 18 de febrero de 1996 (récord absoluto en Cuba), cuando, juran los lugareños, que se congeló hasta el burro.
Tienen que empezar a vender equipos de calefacción la gente va a morir por hipotermia