Ya no se puede decir con certeza dónde termina el hombre y comienza el personaje: Ángel García Mesa y Antolín el Pichón el Guajiro de Manacas son, desde hace mucho, por fuerza, popularidad y talento, la misma persona.
Oriundo de Manacas, en Villa Clara, pueblo en el que nació el 1ro de enero de 1953, y de donde es, sin dudas, su natural más ilustre, Ángel García Mesa comenzó a trabajar como humorista en el Cabaret Cubanacán de la ciudad de Santa Clara. Era, por definirlo de alguna forma – aunque en Cuba nunca se estilo el término – un empleo de «medio tiempo» que le ayudaba a complementar los pesos que por el día se ganaba como soldador y tractorista.
De Santa Clara, siempre avanzando Ángel García que entonces integraba el grupo humorísticos «Los Píos» (un alter ego de Antolín el Pichón al que no dejaría de acudir en el futuro una y otra vez como recurso) dio el salto a La Habana.
Antolín el Pichón, el Guajiro de Manacas que se comió La Habana
Eran los años más duros del Período Especial y nada auguraba que Ángel consiguiera abrirse camino en la capital de todos los cubanos, donde abundaban los humoristas profesionales. Sin embargo, tuvo la suerte de toparse con ese grande de los libretos que fue Alberto Luberta, quien le sugirió la creación del personaje de Antolín. Nacería así el «Guajiro de Manacas» que ya no le abandonaría nunca.
Desde la radio y ya con el personaje de Antolín el Pichón bien trabajado, Ángel García Mesa, supo abrirse el camino hacia la caja tonta donde se consagraría definitivamente en «Sabadazo», el más recordado de los show sabatinos de la televisión cubana de los 90, conducido por un Carlos Otero en la cima de su popularidad y donde coincidió con otros personajes como Gustavito (Geonel Martín) o Boncó Quiñongo (Conrado Cogle) que también harían época y quedarían por siempre grabados en el imaginario popular.
Sabadazo ofreció a Antolín el Pichón la oportunidad de darse a conocer al gran público y el Guajiro de Manacas supo aprovecharla muy bien. El hombre se agarró al personaje y lo pulió hasta llevarlo casi a la perfección.
Muchos han criticado a Ángel Mesa como actor, expresando la opinión no fundada de que como actor no llegó a ser tan bueno como otros grandes humoristas que le precedieron – e, incluso algunos le han acusado de poco profesional por no poder reprimir las risas que le provocaba su propio personaje – pero lo cierto es que Antolín el Pichón se ha convertido en un ícono del humor en Cuba, condición de la que no pueden vanagloriarse los personajes de otros muchos, que, supuestamente, poseían o poseen más talento que el guajiro de Manacas.
Así, desde «Sabadazo» a Antolín nunca le ha faltado el trabajo, lo mismo en el teatro (al que nunca ha dejado de regresar una y otra vez) que en la televisión. Hasta ha sido protagonista de algún que otro video clip top como «Habla matador» del Taiger.
Sin embargo, como sucedió con casi todos los protagonistas de aquel «Sabadazo», Antolín el Pichón terminó por desaparecer de la pequeña pantalla en Cuba, al comprometer su suerte más allá del Estrecho.
En Miami, donde se estableció, Ángel García ha continuado dándole vida al personaje de Antolín el Pichón, pues el mismo goza de gran popularidad entre la comunidad cubana de la Ciudad del Sol, sobre todo en aquellos que vivieron la fiebre del «Sabadazo» de los 90 en la mayor de las Antillas. El Guajiro de Manacas ha tenido la suerte de coincidir allí con buena parte de aquel elenco de leyenda que tanto hizo reír a los cubanos en uno de los momentos más difíciles de su historia.
Ignora el que esto escribe si en la entrada de Manacas, a la usanza de las ciudades de Estados Unidos existe algún cartel gigante que diga «Bienvenidos a Manacas, la tierra de Antolín el Pichón». Seguramente no… pero deberían, porque nadie le ha dado más fama y reconocimiento a esa tierra que él.
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