Rodrigo Álvarez Cambra fue un hombre poco común, su historia estuvo repleta de sucesos que deberían ser más objeto de una película que de un artículo de Internet, desde sus dos inscripciones de nacimiento hasta las muchas medallas que este país le debe.

Hijo del asturiano Rodrigo Álvarez Collar -quien estaba emparentado con el célebre piloto Joaquín Collar– y la pinareña María Isabel Cambras Soriano, descendiente de españoles; Rodrigo Álvarez Cambra nació en La Habana, un 22 de diciembre de 1934, en el hospital Hijas de Galicia, pues su madre presentaba un embarazo gemelar de riesgo y fue traída a la ciudad capital a atenderse cuando tenía ocho meses de gestación. Por tal razón el niño nació y fue inscrito en el Registro Civil de La Habana, pero como regresaron a Candelaria el padre insistió en que además fuese inscrito allá, por lo que aunque él mismo ha confesado no estar seguro asume que tiene dos inscripciones.

En Candelaria vivieron tres años, al cabo de los cuales regresaron a Luyanó, a casa de la tía Leonor, donde el niño Rodrigo crecería y asistiría al Colegio-Academia Cueto -cuyos propietarios vivían en la planta de arriba de su casa- hasta el tercer o cuarto grado. Según sus memorias «Tal como lo viví«, durante su niñez escuchaba mucho en el barrio la Cadena Radio Suaritos, por la jocosidad, el doble sentido de sus anuncios y la amistad que su padre tenía con el propietario de la cadena. Es durante esta etapa que el futuro Dr Rodrigo Álvarez Cambra ubica su primera influencia para el estudio posterior de la Ortopedia, que era la situación que padecía en una de sus piernas una novia que tuvo, de nombre Isabelita.

Rodrigo Álvarez Cambra y el camino de la medicina

Gracias a gestiones desarrolladas por su padre, quien era muy conocido entre los miembros d ela colonia española, Rodrigo Álvarez Cambra pasó a realizar estudios en el prestigioso Colegio Champagnat de los hermanos maristas, en La Víbora, donde estudió hasta terminar el bachillerato.

Rodrigo Álvarez Cambra
Rodrigo Álvarez Cambra y su padre

Cuando contaba catorce años su padre desarrolló una diabetes grave, acompañada de una fuerte asma bronquial que se le complicó con una pulmonía antigua que había padecido en su juventud. Inmediatamente todo el peculio se puso en función de la salud del padre, agotándose así los ahorros de la familia y hasta el dinero de una herencia que habían recibido:

«Mi madre con parte de la familia, dedicó todos los recursos posibles y casi se arruina. Había aparecido la estreptomicina y se le administraba una inyección diaria, cuyo costo era de diez dólares.
Posteriormente se supo que ese tratamiento no resolvía el problema y que era mejor la dihidroestreptomicina en grandes dosis. Se vendieron los muebles de la casa y hasta unos solares. Lo vi padecer durante dos años, fue algo horrible. Su sufrimiento junto a las dificultades de Isabelita me motivaron a estudiar medicina.
Mi padre quería que estudiara ingeniería en minas y puentes, pero me decidí por la de medicina, con la idea de algún día poder curar la tuberculosis. Al final de su enfermedad, cuando estábamos prácticamente arruinados, empezó a tratarlo el
doctor Antonio Pulido Humarán,1 especialista en neumología. Nos ayudó mucho. Había preparado una vacuna con la cual varios casos de tuberculosis2 se curaron. Desgraciadamente era muy tarde, pues las lesiones de mi padre eran irreversibles».

Tal como lo viví.
Rodrigo Álvarez Cambra
Rodrigo Álvarez Cambra y sus padres al inicio de la enfermedad de éste.

La enfermedad del padre casi le cuesta los estudios al joven Rodrigo Álvarez Cambra, pues en el año 1948 se venció la cuota de inscripción que se había pagado en el colegio, pero como era un alumno excepcional, que destacaba además por su integralidad, ya que pertenecía al equipo de baloncesto del centro, al de judo -al parecer es Álvarez Cambra uno de los primeros practicantes de este arte marcial en Cuba-, y tocaba el tambor en la banda (puesto que rápidamente cambió por el de batutero) se le otorgó una beca que le permitió terminar el bachillerato en dicho centro.

Terminado el Bachillerato en 1952 Rodrigo Álvarez Cambra contaba diecisiete años, por lo que no podía acceder aún a la Universidad hasta el año siguiente, por esa razón un tío suyo le cambió la fecha de nacimiento en un juzgado, para que pareciera que tenía dieciocho y pudiese matricular la carrera de Medicina.

En la Escuela de Medicina y por influencias de su novia de entonces se afilió Rodrigo Álvarez Cambra a una célula del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), del profesor Rafael García Bárcena, al respecto el mismo contó:

«El 5 de abril de 1953, Domingo de Resurrección de la Semana Santa, se suponía que Oscar Rosell con dos o tres más, ayudarían a tomar la estación de policía de Saravia, de ahí el nombre de Conspiración del Domingo de Resurrección. Yo debía dirigirme a la calle Borrego y con un grupo de 4 o 5 participar en la toma de la motorizada con los compañeros provenientes de Artemisa. Con dos pequeños revólveres y una camioneta, debíamos esperar a que llegaran las armas. De pronto, de la estación, salió un hombre que estaba en el complot y nos dijo: “¡oigan, piérdanse, que no llegaron ni los refuerzos de Pinar del Río ni las armas. Esto ha fallado, están apresando a todo el mundo por los distintos puntos, parece que hubo una delación!”.

Años después, Fernández Tabío le hizo una entrevista a Saúd Carám para el libro Historias de la Revolución, donde Caram afirma ser el jefe de este pequeño grupo y que García Bárcena había decidido que si triunfaba, yo sería el jefe de la motorizada. Ciertamente no me imagino con 18 años ser jefe de la policía motorizada de La Habana. No sé si eso es verdad o mentira, aunque lo dijo Carám».

Rodrigo Álvarez Cambra y el balazo que cambió la historia de la medicina en Cuba

Luego del fracaso de la MNR, Rodrigo Álvarez Cambra se vinculó al movimiento estudiantil que desde la colina encabezaba José Antonio Echevarría, con el participó en huelgas y manifestaciones. En una de ellas, la de diciembre de 1955, conocida como la Huelga del Diferencial Azucarero, por ser en apoyo a los obreros de ese ramo, fue apresado, fichado y encarcelado.

Al año siguiente, en la misma manifestación donde hieren a Camilo Cienfuegos, Rodrigo Álvarez Cambra recibe un balazo de rebote en el peroné derecho. Esa herida cambió la historia de la medicina cubana, e incluso la deporte de alto rendimiento en Cuba y el mundo:

«Me llevan para el Calixto García, a la Sala Gálvez de Ortopedia y me acuestan en una camilla y desde ahí veo a estudiantes curando heridos y poniendo yeso, siento que lo mío no es grave, me bajo de la camilla y comienzo a ayudar a los estudiantes que trataban los heridos. Es ahí donde empiezo a conocer la ortopedia, porque me metía en las salas del hospital para ayudar a los ortopédicos y a los técnicos».

El cierre posterior de la Universidad de La Habana lo hizo vincularse al Hospital Calixto García, como alumno residente de ortopedia en la Sala Gálvez, mas, detrás de esa fachada funcionaba una consulta clandestina donde atendían a clandestinos de todas las organizaciones, desde la MNR hasta el M-26-7. Producto de estas actividades fue arrestado por el mismísimo Esteban Ventura en unión de varios de sus compañeros médicos. Salvó la vida por un pelo.

El camino de la Ortopedia y la Traumatología

En el año 1961, continuó la carrera de medicina, graduándose de médico en 1964. Fue ubicado en Oriente, pero su estancia fue corta, pues un año después se encuentra cumpliendo misión internacionalista en el Congo-Brazzaville. En varios libros de memorias, de combatientes de ese primer grupo de cubanos, está recogida la destacada participación del Dr. Rodrigo Álvarez Cambra.

Rodrigo Álvarez Cambra

A su regreso al país, le propusieron irse a realizar estudios avanzados de ortopedia en alguna universidad de primer orden, con vistas a que creara luego un centro de alto nivel en el país. El Dr. Rodrigo Álvarez Cambra fue más allá, y dijo que crearía el más avanzado de Latinoamérica, entonces, en 1965, tales palabras podían parecer una jactancia vana, hoy, seis décadas después, sólo podemos asombrarnos de tal presagio.

Encabezó un grupo de médicos que salieron a estudiar en París:

«El grupo estaba compuesto por los profesores Rubén Rodríguez Gavaldá, Fidel Ilizastegui Dupuy, Olimpo Moreno, Enzo Dueñas, J. Martínez, Liane Borbolla, Calviño, especialista en cardiología y yo».

Ya en la Universidad de La Sorbona, el Dr Rodrigo Álvarez Cambra realizó sus prácticas en el Hospital Cochín, al respecto el propio Dr ha comentado:

«(…) en el Hospital Cochín, en la Sala de Ortopedia y Traumatología dirigida por el fabuloso profesor Merle D´Auvigné, quien me brindó su afecto y consideración a la par que numerosas enseñanzas. Un día me regaló La Traza, un libro escrito por él donde narraba cómo al caminar por zonas nevadas iba dejando las pisadas marcadas en el camino que señalaban una ruta. Nos explicó que en la vida uno debe marca el camino y dejar trazadas las rutas para que sea seguida por los demás como ejemplo.

En Cochín, en el Pabellón Ollier, continué desarrollando mis estudios, y elaboré un trabajo de tesis sobre el tratamiento de los tumores cartilaginosos malignos de la pelvis dirigido esencialmente a las grandes cirugías de extirpación del tumor, colocando injertos de huesos para sustituir las partes resecadas, basado sobre todo en la forma noble de evolución de estos tumores, que cuando se resecan completamente son pocos metastásicos.

Ese trabajo me brindó el título de Asistente Extranjero en Ortopedia y Traumatología de la Universidad de París, firmado por el rector de La Sorbona y por el propio profesor D´Auvigné. También laboré en los sótanos del Pabellón Ollier, en el departamento de Cirugía Experimental junto al Profesor Jean Zucman, en trabajos con conejos para demostrar la importancia del periostio en la consolidación de las fracturas, el cual fue reconocido y publicado posteriormente».

Al regresar a Cuba fue nombrado jefe del Servicio de Cirugía de Mano y también coordinador de docencia del Hospital Fructuoso Rodríguez.

Pero poco tiempo después le nombran director del antiguo Hospital de la Organización Nacional de Rehabilitación de Inválidos, que ya se llamaba Frank País, pero que era entonces sólo un pequeño centro con muy pocas camas. Ese pequeño núcleo el Dr. Álvarez Cambra lo transformaría hasta crear en el un complejo ortopédico de primer nivel.

«En el año 1969 comienza su reconstrucción y ya en los subsiguientes años el Hospital continuó creciendo hasta contar en la actualidad, con 677 camas, 24 salones de operaciones, un hotel con 226 camas para enfermos de otros países, un hotel de 100 camas para extranjeros que vienen a estudiar en Cuba distintas especialidades, el  centro internacional de rehabilitación Ortoforza y una residencia con 100 camas para los cubanos que participan en cursos de superación y actualización en Ortopedia, así como en Congresos y otras actividades. Según muchos, es el complejo ortopédico más extenso e integral del mundo».

Revista Médica Electrónica

En sus memorias, Rodrigo Álvarez Cambra, refiriéndose a la fundación del Complejo Ortopédico Frank País rememora:

«Con este hospital ocurrió algo muy importante: se creó la Escuela Cubana de Ortopedia. Pudimos tener nuestro propio desarrollo. Se creó una infraestructura para hacer investigaciones, hubo avances por vía experimental, se produjeron técnicas para iniciar nuevas experiencias, se realizaron las primeras aplicaciones clínicas y hoy existe un banco de huesos y tejidos y una fábrica de equipos y aparatos ortopédicos para todo el país y la exportación. Posteriormente, todo eso dio origen a la actual Escuela Iberoamericana de Ortopedia y Traumatología».

Rodrigo Álvarez Cambra

La primera tarea acometida, en el logro de elevar el nivel de las especialidades referidas, fue la elaboración de un libro que contuviera los adelantos mundiales en la materia.

Par tal tratado el Dr Rodrigo Álvarez Cambra localizó a los profesores más destacados de ortopedia en cirugía de columna, cadera, muñeca, entre otras, para que escribieran sus experiencias, buscando realizar una obra donde el saber individual de cada especialista contribuyera a elevar el nivel de la especialidad.

«Localicé a profesores destacados de neurocirugía, cirugía máxilofacial, cirugía toráxica y abdominal, para desarrollar en la obra aspectos relacionados de sus especialidades con las urgencias traumatológicas que forman parte de la ortopedia y la traumatología».

Rodrigo Alvarez Cambra libro

Además, recuperó la publicación de la «Revista Cubana de Ortopedia y Traumatología», que había sido fundada en 1944, pues era menester recoger periódicamente los adelantos o propuestas científicas más importantes del ramo.

Luego de sentadas las bases para elevar el nivel científico de las especialidades, el Dr. Álvarez Cambra creó un grupo nacional  de ortopedia y traumatología, con representantes de todas las provincias, que a su vez se apoyarían en grupos provinciales, que preparaban las condiciones para las elecciones con vistas a fortalecer la Sociedad Cubana de Ortopedia y Traumatología a nivel nacional y provincial.

En 1975 fue nombrado Jefe Nacional de la especialidad, y tuvo la idea de introducir en el país el sistema suizo AO. Tal intención levantó oposiciones, por lo que Rodrigo Álvarez Cambra propuso una reunión nacional en la cual la mayoría consideró la adquisición del sistema completo de AO para infantes y personas adultas, con lo cual concluyeron la ortopedia cubana dio un vuelco de 180 grados en todo el país.

Sería el primero de decenas de adelantos, muchos propios, con los cuales Álvarez Cambra pondría al Frank País y a la especialidad de Ortopedia entre los líderes mundiales.

La traumatología deportiva

Tal vez para los usuarios estándar, esos que no hemos estudiado medicina, lo más visible de la labor de Rodrigo Álvarez Cambra sea su aporte a la medicina deportiva.

Tanto que sus manos, literalmente, han producido decenas de títulos y entre los deportistas se dice que luego de pasar por las manos de «el mago» quedabas mejor que como habías nacido.

Hay están, por atestiguar tales veracidades los oros olímpicos de Alberto Juantorena, Teófilo Stevenson, Iván Pedroso… Y un largo etcétera.

El primer paso fue el fijador multipropósito RALCA -por las iniciales de su nombre- que sirve prácticamente para todo tipo de patología ortopédica.

RALCA Rodrigo Alvarez Cambra

La introducción de los fijadores externos elevó la ortopedia cubana a niveles
insospechados. En los países occidentales no se utilizaba y solo existía un relativo desarrollo en la Unión Soviética y algunos países socialistas.

Luego vinieron aditamentos como el clavo RALCA, u otros aportes como Prótesis de Cadera y rodilla más efectivas.

Significativas han resultado las técnicas de rehabilitación, que han permitido un total restablecimiento de muchos de los pacientes.

El Dr. Rodrigo Álvarez Cambra falleció en La Habana el 2 de marzo de 2023 a la edad de 88 años.