El origen de la habanera es el baile de salón llamado contradanza cubana. Este baile nació en Inglaterra, pasó a Francia y después a España donde los comerciantes de la metrópoli lo llevaron a Cuba.

En la Isla, los músicos cubanos modificaron la contradanza y, a lo largo del siglo XIX, incorporaron la música de los esclavos negros y cambiaron el ritmo.

Este fenómeno es conocido como criollización y dio lugar a lo que hoy conocemos como la habanera.

La habanera regresa a España

A finales del siglo XIX la canción de taberna en Cataluña, España, acogió a la habanera como un género más de su repertorio.

Fue introducida por los indianos retornados de Cuba y sus letras a menudo evocan la aventura en América.

Estas melodías fueron popularizadas por pescadores y corchotaponeros en tabernas y locales de reunión de los obreros.

Al principio se denominaban americanas y, posteriormente, fueron llamadas habaneras.

A pesar de que las habaneras tienen un origen cubano, son más populares en Catalunya que en Cuba, donde es un género musical poco conocido.


«La Paloma» del autor vasco Sebastián Iradier, es una de las habaneras más famosas

La Paloma (Habanera)

Autor: Sebastián de Iradier Salaberri

Cuando salí de la Habana

¡Válgame Dios!

Nadie me ha visto salir

Si no fui yo.

Y una linda Guachinanga

Allá voy yo.

Que se vino tras de mí,

que sí, señor.

Si a tu ventana llega una paloma,

Trátala con cariño que es mi persona.

Cuéntale tus amores, bien de mi vida,

Corónala de flores que es cosa mía.

Ay, chinita que sí!

Ay, que dame tu amor!

Ay, que vente conmigo, chinita,

A donde vivo yo!

Ay, chinita que sí!

Ay, que dame tu amor!

Ay, que vente conmigo, chinita,

A donde vivo yo!

El día que nos casemos ¡Válgame Dios!

En la semana que hay ir Me hace reir

Desde la Iglesia juntitos, Que sí señor,

Nos iremos a dormir, Allá voy yo.

Cuando el curita nos eche La bendición

En la Iglesia Catedral, Allá voy yo

Yo te daré la manita Con mucho amor

Y el cura dos hisopazos Que sí señor

Cuando haya pasado tiempo

¡Válgame Dios!

De que estemos casaditos

Pues sí señor,

Lo menos tendremos siete

Y que furor!

O quince guachinanguitos Allá voy yo